Como las actividades ligadas a la cadena alimentaria no pararon, la nuestra tampoco llegó a parar de todo, pero sí se redujo nuestro trabajo de campo. En las ADSG nos afectó directamente el parón de los laboratorios. El Laboratorio de Sanidad y Producción Animal de Galicia (Lasapaga) se está dedicando al análisis de muestras de la covid-19, por lo que nosotros solo podemos hacer analíticas de animales comprados y de urgencias de enfermedades del programa sanitario, toda la analítica de control de rutina está parada. Lo que seguí intentando mantener fueron los programas vacunales y ahora mismo, viendo que esto se prolonga, voy a intentar poner al día el programa de desparasitación, siendo siempre muy estricta con todas las medidas de prevención para evitar la propagación de esta pandemia.
En cuanto al trabajo telemático, gracias a la receta electrónica, que ya estaba implantada desde el año pasado, pudimos seguir prescribiendo los productos que están dentro de los programas de la ADSG y los ganaderos pudieron seguir con los tratamientos de rutina para que no se vieran mermadas sus producciones. A mayores, nuestro trabajo de rutina ya tiene una parte importante (30-40 % del trabajo) de papeleo y manejo de datos con una aplicación informática que nos facilita la Xunta de Galicia y estos días ese trabajo pasó a ser el 80-90 % de nuestro día.
En el uso de los EPI, la mascarilla fue la principal novedad, pues los guantes, la ropa de plástico y los desinfectantes ya los utilizamos de rutina, así como intentar mantener las distancias de seguridad con los ganaderos y el personal de las explotaciones. A nivel personal, intensifiqué la desinfección a la hora de entrar en mi casa, teniendo una zona en el garaje donde me deshago de la ropa y calzado con el que salgo a trabajar.
Nosotros somos los técnicos encargados del asesoramiento sobre bioseguridad y los ganaderos ya están muy acostumbrados. Ahora son muy conscientes y asimilan muy bien todas las medidas de bioseguridad que son necesarias para combatir este nuevo coronavirus que ataca a su propia salud. Además, me sumé a la campaña que comenzó un compañero veterinario de Lugo, “Blindar el rural de la covid-19”, en la que intentamos dar información y colaborar en la difusión de carteles sobre las medidas básicas, adaptándolas a las circunstancias del rural.
Como decía, la principal labor de las ADSG es precisamente la prevención dirigida a los rebaños con la aplicación de programas sanitarios preventivos que tienen como finalidad luchar frente a diferentes patógenos, entre ellos virus como el de la IBR, el de la BVD, los rotavirus y coronavirus de las diarreas neonatales, el virus sincitial y la parainfluenza..., causantes de múltiples enfermedades con las que los ganaderos conviven a diario. Nosotros intentamos ayudarles a mantenerlas a raya por las pérdidas que suponen en sus producciones.
Después de 16 años de experiencia tenemos claro y demostrado que las medidas de bioseguridad que aplicamos, las analíticas de control rutinarias, seleccionando muy bien a quién se le hacen, y la vacunación, cuando es posible, son las únicas formas para controlar estos problemas. Además, todo esto está integrado en un Plan Estatal de Coordinación de Alerta Sanitaria Veterinaria, ligado directamente a la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), organismo creado ya antes que la OMS para el control de las zoonosis (enfermedades que se transmiten de los animales a las personas). Sabiendo esto, y con toda la humildad, pienso que los veterinarios podríamos aportar mucho al enfoque global del control de esta enfermedad, claro que sí.
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