La encargada de la puesta en marcha y de la dirección técnica del Laboratorio Interprofesional Gallego de Análisis de Leche, la sarriana Marisa Barreal, se retira después de treinta años al frente de esta asociación clave para el desarrollo del sector. En su última semana a los mandos del Ligal se reunió con nosotros para hacer un repaso, publicado en Vaca Pinta 25, por la que, sin duda, ha sido una sobresaliente carrera profesional.
Comenzaste a trabajar en el sector muy joven. ¿Cómo fueron tus inicios?
Al acabar la carrera, con 23 años, mi ilusión era ponerme a trabajar, aunque mis padres querían que preparase oposiciones, como iban a hacer todas mis amigas. Solicité una entrevista personal con don Jesús Lence Ferreiro, que en ese momento estaba comenzando, en concreto con la puesta en marcha de un centro de frío en Baralla, para lo cual me contrató, para hacer el control de la calidad de la leche. Lo cierto es que allí hice de todo, hasta poner el precio de la leche a los ganaderos. Después, no tardamos en poner en marcha la fábrica de Leche Río, y luego la de Solán y la de envasado de agua.
Eras la única responsable técnica de todos los procesos de la fábrica. Tuvo que ser un desafío importante, sobre todo siendo tan joven…
La puesta en marcha fue un reto especialmente importante para mí, sin duda. Era el año 1983, era muy joven, una mujer en medio del resto del personal, que era más mayor, todos hombres y que dependían de mí… Pero tengo que decir que en todo momento me respetaron y apreciaron. Estuve durante bastante tiempo llevando sola toda la parte técnica, desde que se recibían las cisternas de leche hasta que salían los envases para el consumidor. También tenía que analizar las muestras de los ganaderos, ya que no existía el Laboratorio Interprofesional, que se creó a finales de 1989.
Debió de ser una escuela de aprendizaje intensivo, ¿verdad?
Yo sabía la hora a la que entraba, pero no la hora a la que salía... Pero estoy muy satisfecha de haber trabajado diez años con el señor Lence. Fue una gran escuela, me envió a hacer muchos cursos y me permitió adquirir un gran espíritu de constancia, exigencia, responsabilidad y superación en el trabajo, que considero que fue muy importante para mi evolución profesional en el Ligal, donde también me tocó poner todo en marcha junto con Javier González-Palencia.
En el Ligal entraste a trabajar en enero de 1990, casi al mismo tiempo que se fundó el laboratorio. ¿Cuál era el propósito de su creación?
El Ligal es una sociedad sin ánimo de lucro en la que están representadas las industrias, los ganaderos y también la Consellería de Agricultura, y se creó con el propósito de que existiera un laboratorio neutral donde se analizasen las muestras de los ganaderos para el pago por calidades. Digamos que pasó a ser el “juez” de la calidad de la leche que analiza y envía los resultados tanto a las industrias como a los ganaderos. Esto hizo que se avanzara mucho en cuanto a calidad, ya que la única manera de mejorarla es sabiendo en qué se falla para poder tratar de corregirse.
¿Qué recuerdas de los primeros meses trabajando en el laboratorio?
El edificio lo cedió la Consellería de Agricultura el 4 de octubre de 1989 (tras la puesta en marcha del proyecto por parte de Sineiro). Yo fui la primera persona en ser nombrada: en enero de 1990 me contrataron a mí como directora técnica y en mayo a Javier como gerente. Por tanto, los primeros cuatro meses estuve yo aquí sola con los electricistas, fontaneros, etc., con un proyecto de obra que no se adecuaba a las instalaciones y a los equipos que íbamos a poner, por lo que tuve que convencer al director de obra, el señor Ángel Ligero, para poder modificar casi todo, cosa que le agradezco. En junio contratamos a la secretaria y a mediados de agosto al resto de los trabajadores, de manera que a finales de año ya éramos 23 empleados.
¿Cómo reaccionaron las industrias lácteas a su creación?
En principio hubo ciertas reticencias, pero pronto se dieron de alta casi todas. Solo hubo una que tardó algo más, un par de años. En general, puedo decir que el sector enseguida comenzó a apoyar al Ligal. En los comienzos quizás había ciertas dudas, porque era el primer laboratorio interprofesional que se ponía en marcha en España (había otro en Pamplona, pero solo daba servicio a una industria láctea), si bien en Europa ya existían varios. En esos primeros momentos tuvimos que hacer una gran labor de concienciación, tanto con algunas industrias como con los ganaderos. Fueron tiempos bastante intensos, sin duda.
¿Cuáles eran las reticencias por parte de los productores?
Los ganaderos desconfiaban de que nos pudiesen manipular las industrias, pero gracias a sus representantes en el Ligal, y a nosotros mismos, fueron viendo que era lo mejor para ellos. Organizamos muchas visitas a nuestras instalaciones para que viesen cómo trabajábamos, para que comprobasen que éramos neutrales, que las muestras no se manipulaban, que todo se analizaba de una manera totalmente automática y que los resultados se grababan en el ordenador sin intervenciones externas. Eso ayudó mucho a que confiasen en nuestra labor.
En agosto de ese año comenzaron a trabajar los primeros técnicos. ¿Qué tipo de formación tenían?
Desde el mes de agosto y hasta noviembre los estuve formando. Eran casi todos muy jóvenes, con los estudios recién terminados y sin ninguna experiencia en el trabajo, ni mucho menos en el manejo de este tipo de equipos ni en las diferentes técnicas de análisis. Lo que sí tenían era muchas ganas de aprender, por lo que muy pronto conseguimos tener a un buen equipo, bien formado y sin malos hábitos de trabajo. Todo evolucionó muy favorablemente y pudimos empezar a hacer análisis de las muestras pronto.
¿Cuándo comenzasteis con las primeras analíticas?
Los primeros análisis se hicieron en diciembre de 1990. Comenzamos con el análisis de la composición de la leche y con el recuento celular a los ganaderos que teníamos en la base de datos. En enero de 1991 empezamos a analizar la calidad bacteriológica y la presencia de inhibidores, lo que aumentó la base de datos de forma importante, de manera que pocos meses después de empezar ya teníamos a 16.000 ganaderos dados de alta en el Ligal. Por supuesto, para poder dar los resultados de bacteriología y de crioscopia antes tuvimos que hacer, entre octubre y diciembre de 1990, las tablas del Bactoscam y de crioscopía, lo que supuso un esfuerzo notable, ya que entonces en España no había ninguna elaborada. De hecho, nuestras tablas fueron las que después usaron los demás laboratorios interprofesionales del país.
LAS FECHAS CLAVES DEL LIGAL
- 1993. Se comienzan a analizar las muestras de control lechero. Anteriormente se estaban analizando en el Laboratorio de Sanidad Animal de Lugo, pero no disponían de suficientes equipos de análisis, por lo que las muestras tardaban en analizarse y acababan por estropearse.
- 1994. Puesta en marcha del servicio de control y prevención de mamitis mediante la identificación de los microorganismos causantes de la mamitis y la realización del antibiograma correspondiente para valorar cuál era el antibiótico más idóneo.
- 1995. Se empiezan a analizar los silos de hierba y maíz. Gracias a la colaboración con el CIAM, en el Ligal pudieron calibrar el NIR con ecuaciones hechas con digestibilidad in vivo (mucho más representativa y fiable). Fueron el primer y único centro de España que disponía de este parámetro nutricional que, además, permite predecir otros valores nutricionales importantes para la alimentación animal.
- 1997. Se convierten en el primer laboratorio interprofesional de España en obtener el certificado de acreditación de ENAC.
- 1998. Puesta en marcha de los primeros análisis de los quesos de los diferentes consejos reguladores de Galicia.
- 2004. Se comienzan a hacer los análisis de urea.
- 2011. Inicio del análisis del perfil de ácidos grasos.
- 2013. Empiezan con los análisis de cetosis y aflatoxinas
Otro hito reseñable fue la creación de la guía terapéutica en 2011, puesto que os adelantasteis a la tendencia hacia la reducción del uso de antibióticos de la que tanto se habla ahora. ¿Cómo surgió el proyecto?
Se publicó en 2011, pero comenzamos a trabajar en ella ya en el año 2008, con la colaboración del Lasapaga, de la Facultad de Veterinaria de Lugo y de dos veterinarios que estaban trabajando en el campo en mejora de calidad de la leche. La iniciativa surgió porque en España ya existían guías terapéuticas para los médicos y pensamos que era necesario hacer una para los veterinarios. En aquel entonces no existía ninguna, en Internet no había tanta información y nos pareció buena idea que pudieran disponer de material al que acudir para conseguir un uso más idóneo y eficiente de los antibióticos e intentar así, en la medida de lo posible, frenar las tan temidas resistencias microbianas.
¿Cómo veis desde la perspectiva del Ligal la evolución de la calidad de la leche en Galicia?
La puesta en marcha del Ligal supuso una gran mejora, sobre todo en la calidad higiénica, ya que, a medida que los ganaderos recibían información al respecto, iba mejorando también la calidad de la leche. El cambio fue espectacular y, actualmente, trabajamos con unos 7.000 ganaderos, de los cuales el 95 % cumple perfectamente con los requisitos de calidad higiénico-sanitaria exigida en la legislación vigente.

¿Qué importancia le dais a garantizar la fiabilidad de los análisis?
En el Ligal siempre hemos apostado por tener la máxima garantía de calidad. Yo, como directora técnica, tengo que dar las gracias a las diferentes juntas directivas y a los gerentes que hemos tenido, porque siempre han dado todas las facilidades para poder cumplirlas, conscientes de que, a pesar del gasto que eso supone, también implica una garantía en los resultados.
¿Qué tipo de controles realizáis para asegurar este pilar básico?
Desde los inicios hasta hoy elaboramos patrones por método oficial con los que calibramos y verificamos los equipos. Los intercalamos cada 100 muestras de ganaderos, lo que permite tener un control de los equipos en tiempo real y con mucha frecuencia. En el momento en que un patrón da error, se para el equipo y se repiten en otro las muestras analizadas, desde el anterior patrón a este.
Además, compramos material de referencia a diferentes laboratorios de Europa y participamos en muchos ensayos de intercomparación. Por otro lado, estamos acreditados por la ENAC desde el año 1997 en la elaboración de patrones (lo que nos convierte en el primer laboratorio interprofesional de España en conseguirlo), los cuales hoy vendemos a muchos laboratorios de España e incluso a alguno del exterior. A mayores, ya en el año 1998 se amplió la acreditación a los ensayos instrumentales, donde se analizan las muestras de los ganaderos, y actualmente estamos acreditados en casi todos los ensayos.
Otra preocupación es la inviolabilidad de las muestras y su trazabilidad desde que se toman en la granja hasta que llegan al Ligal. ¿Cómo aseguráis este proceso?
Una vez que el tomador de muestra la saca, lo primero que hace es poner la etiqueta de código de barras que identifica todos los datos del ganadero, así como la industria a la que le entrega la leche. Esa es la etiqueta que luego se lee en el laboratorio mediante un escáner, tanto en el momento de la recepción como en el del análisis. Los resultados se guardan de forma automática en el ordenador central hasta el envío de estos, tanto a la industria como al ganadero, es decir, que la trazabilidad está totalmente garantizada.
¿Qué opinas sobre la alternativa de una muestra precintada o de una doble muestra?
Yo considero que el precinto no va a aportar ninguna mejora en este sentido y, además, va a suponer una inversión importante en el automatismo del Ligal, ya que habría que adaptarse a los nuevos botes precintados.
La detección de antibióticos en leche es una de las actividades clave que desarrolla el Ligal. ¿Cuál es el protocolo que se sigue en su detección?
El protocolo de inhibidores fue pactado entre la junta directiva del Ligal y la Consellería de Medio Rural. El objetivo principal es detectar el problema cuanto antes para que no pase al consumidor, por lo que se les da prioridad a esos análisis para tener los resultados lo antes posible. Ante la presencia de inhibidores, acude inmediatamente a la explotación un inspector del Ligal a hacer otra analítica in situ. Si le da negativo, se permite la entrega de la leche y, si vuelve a dar positivo, se bloquea la entrega hasta que al día siguiente acude personal del servicio veterinario de la Consellería a recoger una muestra, que envía a analizar al Ligal y que, en caso de dar positiva, se identifica y cuantifica el antibiótico detectado. Y, por supuesto, hasta que no vuelva a dar negativo, no se le permite la entrega de la leche.
¿Cuáles son las últimas novedades que ha incorporado el Ligal?
Incorporamos unos nuevos equipos Fossomatic que permiten dar el porcentaje de neutrófilos que hay en cada recuento celular, un parámetro que va a ayudar mucho a la hora de saber si hay infección de la glándula mamaria (ya que no siempre un recuento celular alto es indicativo de esto, como se creía antes). En febrero de este año empezamos a informarlo en todas las muestras de mamitis, además de añadir también, en el informe de antibiogramas, el punto de corte de la CMI (concentración mínima inhibitoria) para cada antibiótico que figure en el antibiograma de cada uno de los microorganismos identificados causantes de la mamitis. Esto también va a ser una ayuda más para avanzar en el uso correcto de los antibióticos.
Y hablando a futuro, ¿cuál crees que va a ser la tecnología que va a dar un cambio destacado en la forma de trabajar del Ligal o en los servicios que presta?
Lo cierto es que hoy por hoy ya somos un referente en España y podemos decir que estamos al nivel de muchos laboratorios de Europa. No obstante, pienso que será importante que seamos conscientes de que cada vez va a haber más demanda de otros servicios a raíz de la mayor diversificación de productos que se está haciendo en las industrias lácteas.
Marisa, durante toda la entrevista nos has hablado en presente y en primera persona del plural: “tenemos”, “estamos”, “pensamos” … Así pues, ¿estás preparada para cerrar este capítulo?
A ver… Deja que comience diciendo que, si el Ligal es hoy un referente, lo es gracias a las diferentes juntas directivas que siempre han estado ahí, apostando por una garantía en los resultados; gracias a Javier, que durante muchos años fue director gerente; a Roberto, que es el actual gerente, y al gran equipo de trabajadores del laboratorio, que siempre se han implicado totalmente y han sido muy responsables en su trabajo. Eso va por delante porque, después de treinta y un años aquí, somos una gran familia. Por otra parte, me queda la tranquilidad de que el Ligal se queda en buenas manos y sabiendo que mi sustituta, Paula Prado, que ya lleva seis meses preparándose conmigo, va a ser una excelente profesional y una gran directora técnica.

Es un momento de sentimientos encontrados, ¿no?
Claro. Me alegra pensar en todo el tiempo que voy a tener para dedicarle a cosas que he tenido que dejar de hacer, pero también es cierto que para mí el Ligal es como el niño al que he criado y me cuesta dejarlo ahora que se ha hecho mayor. No sé qué pesa más ahora mismo, pero, sin duda, sí me marcho muy satisfecha con lo conseguido. Me ha gustado siempre mucho mi trabajo, me he implicado, he apostado por el Ligal, por que saliese adelante, y lo hemos logrado. Y seguirá adelante. Seguro.