Un cuarto de siglo de analíticas de maíz forrajero en el CIAM

El Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo (CIAM) cumple 25 años al frente de la gestión de las analíticas de maíz forrajero en Galicia. Con motivo de esta efeméride, recogemos a continuación las reflexiones de la persona que ha estado coordinando dichos trabajos desde sus inicios respecto a cómo ha evolucionado la implantación de este cultivo en la comunidad en este tiempo. Más en Vaca Pinta 51.

El actual jefe de la Sección de Transferencia Tecnológica de la Agencia Gallega de Calidad Alimentaria (Agacal), José Souto Pérez, es el encargado desde 1993 de la coordinación de los campos de ensayo dependientes de la Consellería del Medio Rural de la Xunta de Galicia.

“Ya en aquel momento realizábamos campos de ensayo de variedades de maíz forrajero. De hecho, durante unos siete años me encargué de la coordinación de siete ensayos en las principales zonas lecheras. Las casas comerciales nos facilitaban las semillas y las agencias de extensión agraria colaboraban en su implantación”, recuerda.

Para hablar del origen de los ensayos oficiales, hay que remontarse a una jornada técnica sobre maíz forrajero celebrada en la Escuela de Capacitación Agraria de Monforte de Lemos a finales de 1998.

“Allí, coincidimos técnicos del Servicio de Producción y Sanidad Vegetal de la Consellería y del Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo, así como representantes de cooperativas agrarias, y nos dimos cuenta de que estábamos realizando trabajos similares sin coordinación, por lo que propusimos establecer un protocolo único para los ensayos”, explica.

Se creó entonces un grupo de trabajo que incluía a personal de la Administración, al CIAM y a las cooperativas, y que contaba con la colaboración de las casas comerciales de semillas. Así mismo, se acordó establecer cuatro campos de ensayo en zonas representativas para el cultivo de maíz: Ordes (A Coruña), Silleda (Pontevedra), A Mariña (Lugo) y Sarria (Lugo). Comenzaron a operar en 1999 y, desde entonces, no han parado su actividad.

LOS FRUTOS DE TRABAJO

No hay duda de que el maíz forrajero en Galicia ha experimentado una gran expansión en los últimos 25 años. En la actualidad, su cultivo en la comunidad abarca unas 70.000 hectáreas, mientras que a finales de los 90 se trabajaba un tercio de esta cifra. En muchas áreas donde antes no tenía presencia, hoy en día es un cultivo predominante. “Pasar por esas zonas y ver los campos llenos de maíz es una muestra del impacto positivo de los ensayos y de la divulgación llevada a cabo”, subraya Souto. Paralela a esta expansión, se ha logrado una mejora significativa de las técnicas de cultivo y se han incrementado los rendimientos, lo que confirma la utilidad de este trabajo.

La evolución no ha sido casual. “Se ha aumentado la superficie cultivada, especialmente en las zonas de mayor producción lechera, si bien todavía hay regiones con potencial donde no está del todo introducido. Además, la mejora de la maquinaria utilizada tanto para la siembra como para la cosecha ha sido clave en este proceso”, apunta el jefe de la Sección de Transferencia Tecnológica.

FACTORES QUE CONDICIONAN LA ELECCIÓN DE LA VARIEDAD

A la hora de elegir una variedad de maíz forrajero, explica Souto, cada explotación debe tener en cuenta su zona, las condiciones climáticas y el ciclo que quiere implantar.

Los dípticos elaborados por el CIAM recogen los ciclos de cultivo de distintas variedades, considerando la fecha de siembra y la fecha estimada de cosecha. Por lo tanto, “los agricultores deben escoger variedades que se adapten a sus necesidades, priorizar aquellas con mayor índice productivo y, dentro de las de rendimiento similar, optar por las que presentan mejores valores de materia orgánica digestible y de proteína bruta”, destaca.

Los datos disponibles en los dípticos se refieren, en general, a la zona más fría de los cuatro campos de ensayo, que corresponde con el interior de A Coruña. “El área más cálida sería la de Sarria, donde se estima una diferencia de aproximadamente 15 días en el ciclo de cultivo. Esto significa que, dependiendo de la zona, habría que ajustar los tiempos de siembra y cosecha para obtener el mejor rendimiento posible”, señala el técnico.

Por otro lado, puntualiza que, aunque sí hay diferencias de rendimiento dependiendo de la zona de cultivo, la digestibilidad de los híbridos no presenta tanta variabilidad. “Las variedades de ciclo más largo suelen ofrecer mayores producciones, pero las de ciclo corto a veces muestran mejores niveles de digestibilidad, por lo que la elección final dependerá de las características y objetivos de cada ganadería”.

ENSAYOS Y EVOLUCIÓN DE LA INVESTIGACIÓN

Inicialmente, las responsabilidades para el desarrollo de los ensayos oficiales de las variedades de maíz forrajero en Galicia estaban repartidas entre distintos organismos. El Servicio de Extensión Agraria se encargaba de los campos de Silleda y Ribadeo, mientras que el Servicio de Producción Vegetal gestionaba los de la zona central de A Coruña y el centro-sur de Lugo. Además, este último servicio coordinaba las relaciones con las casas comerciales, recababa las semillas y organizaba la distribución de fertilizantes, insecticidas y otros productos en los distintos campos. También realizaba las determinaciones analíticas de los controles de producción. Junto con las administraciones públicas, colaboraban las cooperativas y las propias casas comerciales, mediante la ya extinta central de compras.

Con el paso de los años, la responsabilidad de los ensayos se fue centralizando y, actualmente, es el CIAM la entidad que se encarga de la planificación, el seguimiento, el control de producción, las relaciones comerciales y el análisis de laboratorio. Esto fue a consecuencia de los cambios en los organismos y servicios de la Administración a lo largo del tiempo.

“Desde la Administración, se considera que este servicio es de gran utilidad para agricultores y ganaderos, ya que proporciona datos objetivos que les permiten elegir las variedades más adecuadas para sus explotaciones. Por ello, es necesario seguir en esta línea de trabajo y animar a las casas comerciales que aún no participan a colaborar, a enviar sus variedades para los ensayos”, remarca Souto, ya que esto permitiría ampliar la base de datos disponible y seguir mejorando la información puesta a disposición del sector.

RETOS DE FUTURO PARA EL CULTIVO DEL MAÍZ FORRAJERO

De cara a los próximos años, es necesario seguir aumentando la superficie de cultivo, ya que todavía hay zonas donde el maíz forrajero está poco implantado, especialmente fuera de las áreas con mayor producción lechera. Además, será fundamental buscar variedades mejoradas que presenten mayor rendimiento, menor incidencia de enfermedades y mayor resistencia a fenómenos meteorológicos adversos, como el encamado.

Por otro lado, aunque el incremento de las temperaturas en Galicia no parece afectar de manera significativa al cultivo, sí se están experimentando períodos de sequía más pronunciados. En este sentido, hay que recordar que en la comunidad gallega el maíz forrajero no se riega de manera habitual. “No obstante, en el Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo ya se están realizando ensayos con riego, especialmente mediante sistemas de goteo, para evaluar las diferencias en rendimiento y para explorar la viabilidad de incorporar esta práctica en el futuro, de manera particular en zonas más afectadas por la sequía”, expone Souto.

Otro factor climatológico que está teniendo un impacto importante son los vientos fuertes. El pasado año, por ejemplo, se registraron episodios que provocaron el vuelco de cultivos sin cosechar, lo que genera pérdidas significativas. Por ello, será clave seguir avanzando en la mejora genética de las variedades, para lo que será necesario promover innovaciones tecnológicas que permitan desarrollar cultivos más resistentes a estos fenómenos y con mayores rendimientos.

Las casas comerciales están trabajando en estas mejoras y se están incorporando innovaciones como la agricultura de precisión, que permite ajustar las dosis de siembra y abonado en función de las características del suelo dentro de una misma parcela. Estos avances son fundamentales para optimizar la producción y para adaptar el cultivo a las necesidades actuales.

También cabe recordar que, aunque el maíz forrajero está muy presente en las principales zonas productoras de leche, hay otras regiones ganaderas en Galicia, como las de producción de carne, donde apenas se cultiva. Respecto a estas áreas, el jefe de la Sección de Transferencia Tecnológica subraya que presentan un gran potencial para la expansión del cultivo, ya que el maíz forrajero es de fácil ensilado y proporciona muy buenos rendimientos.