GANADERÍA RODASINDE. O SAVIÑAO (LUGO)

Los más productores de Galicia: 25.484 kg de leche por lactación

Yolanda Torrents y José Manuel Taboada, de la Ganadería Rodasinde, pueden ser reconocidos en el sector por lograr las mayores cifras de producción durante los últimos años, pero, cuando uno los conoce de cerca, destacan más, aún si cabe, por el cuidado meticuloso que mantienen en su establo y por el amor a las vacas, a la ganadería y al medio rural. En este reportaje, nos han desvelado todas las peculiaridades de su día a día. Más en Vaca Pinta 49.

Localización: O Saviñao (Lugo)

Propietarios: Yolanda Torrents y José Manuel Taboada

N.º total de animales: 219

Vacas en ordeño: 100

Media de producción: 48,2 kg/vaca/día

Porcentaje de grasa: 3,29 %

Porcentaje de proteína: 3,50 %

RCS: 193.000 cél./ml

Venta de la leche: Reny Picot

Precio de la leche: 43 cts./l + 2,5 cts./l por bienestar ± primas por calidades

Las cifras de producción de la Ganadería Rodasinde lo dicen todo y es que sus frisonas lograron producir en el año 2023 una media de 16.286 kg por lactación normalizada a 305 días y de 25.484 kilos de leche por lactación real, unos números registrados por la Asociación para el Control Lechero (Africor Lugo) que convierten a esta ganadería lucense como la más productora de la provincia de Lugo y también de la comunidad autónoma de Galicia.

Sus propietarios, Yolanda Torrents y José Manuel Taboada, no es la primera vez que son reconocidos por este logro, sino que Africor Lugo y también la Federación de Frisona Gallega (Fefriga) les han entregado sus reconocimientos honoríficos como explotación con más producción en los últimos cinco años consecutivos.

“La verdad es que nuestras vacas producen muchísima leche y eso que ahora mismo tenemos un hándicap importante, porque el 49,4 % de nuestras frisonas son vacas de primer parto, que siempre producen un poco menos. Igualmente son fantásticas y estamos muy orgullosos”, matiza Torrents.


“Me enamoré de las vacas, del trabajo y del rural”

ENAMORADA DE LAS VACAS Y DEL MUNDO RURAL

Al igual que la gran mayoría de las granjas de vacuno lechero de nuestro país, los orígenes de la Ganadería Rodasinde se deben a la tradición ganadera familiar. Los padres de José Manuel fueron los responsables de apostar por este negocio y, a finales de los noventa, llegó el relevo generacional con dos jóvenes de apenas veinte años.

Yolanda, nacida en Barcelona y de madre gallega, conocía el pueblo de Segán perfectamente porque venía con su familia habitualmente a pasar los veranos y ella y José Manuel cruzaron sus caminos desde los 14 años. “A partir de ahí siempre estuvimos juntos”, afirma la ganadera.

“Me enamoré de mi marido, nos casamos en 1997 y me vine a ver si me gustaba esto. En aquel momento, acordamos que probaría seis meses y que, si no me adaptaba, buscaríamos otra cosa juntos”, resume emocionada.

La prueba fue todo un éxito y la principal causa de que Ganadería Rodasinde sea lo que es hoy en día. “Me enamoré de las vacas, del trabajo y del rural”, confiesa Yolanda.

Recuerda así aquellos años: “Las mujeres rurales gallegas eran superpoderosas para mí. Me encantaba el tipo de familia que había aquí. Cuando nacieron nuestras hijas, pude estar siempre con ellas y conciliar mi tiempo. Creo que han tenido una infancia magnífica”.

“El rural es mi vida, es muy especial, pues ofrece valores que ahora se están perdiendo”, finaliza.


“A día de hoy casi la mitad de las vacas suman más de 365 días en lactación”

MÁXIMA DEDICACIÓN

¿Cómo alcanzar estos datos? A esta pregunta Yolanda contesta muy convencida: “Dedicándoles muchísimo tiempo y centrándonos en la prevención de enfermedades”.  Están muy pendientes de cada uno de sus animales de manera individual, ponen el foco en que las vacas lleguen al parto de la mejor manera posible y cuidan mucho su posparto.

Además, mantienen en muy buenas condiciones sus camas, para un gran bienestar animal, y están muy atentos a la disposición de agua limpia y de comida fresca, para que no les falta de nada en cuanto a su alimentación.

“El 80 % de este éxito es responsabilidad de un gran manejo, de ser perseverantes y dedicarles tiempo a los pequeños detalles”, considera Yolanda, “porque puedes tener una frisona buenísima genéticamente, que, si la dejas cojear, por ejemplo, esa producción caerá en picado”.

LACTACIONES PROLONGADAS

Otro punto que puede influir a la hora de conseguir semejantes producciones es su manera de gestionar las lactaciones de sus vacas.

“Somos un poco peculiares, porque estamos inseminando a algunas de nuestras productoras con más de 300 días en leche y el intervalo entre partos es de unos 565 días de media”, indica.

En el 2012 comenzaron a estudiar las producciones de sus frisonas para tomar decisiones en cuanto al día en que poder inseminar a cada una de ellas. Muchos técnicos veterinarios les recomendaban inseminar a los 60 días posparto y empezaron a detectar que, cuando alargaban las lactaciones, preñaban muchísimo mejor. “Cada vaca es distinta y produce de manera diferente, pero, si tú la inseminas en el pico de producción, la vaca no puede dedicarse a producir leche y quedarse preñada”, razona.

A partir de 2018, año en el que sus suegros se jubilaron y adquirieron su participación en la sociedad, comenzaron a hacer algunos cambios tanto en la reproducción como en la alimentación de su rebaño.

Uno de ellos es que pasaron a inseminar a las frisonas con más de 80 días en leche y desde ese momento hasta ahora han ido alargando el periodo cada vez más. “A día de hoy –confirma Yolanda– casi la mitad de las vacas suman más de 365 días en lactación”. De esta forma, en Rodasinde la media de número de partos es baja, 1,9, porque las vacas no paren cada año, sino cada dos.

Por último, otro aspecto que diferencia la gestión en esta granja es que a partir del cuarto parto dejan de inseminar a las vacas, las mantienen hasta que producen más de 30 litros y, desde que bajan de esta cifra de producción, las venden. “Absorbemos todas las novillas para la granja y las vacas que vendemos, como están gordas y bien repuestas, valen mucho dinero. Así, estas vacas nos reportan lo que nos vale recriar a una novilla y aún nos queda algo de beneficio”, detalla la ganadera.


“Perseguimos que se repongan del parto poco a poco, que empiecen a comer la ración de producción y que arranquen la producción de manera progresiva”

EL SECADO Y EL POSPARTO

Dos momentos críticos para Yolanda son el secado y el posparto de sus vacas. Otro motivo más para defender su sistema de lactaciones prolongadas, porque “al parir cada dos años, alargas más la llegada de estos momentos”.

Realizan un secado de 70 días, que califica como “bastante fácil”, pues, al alargar las producciones, consiguen secar a las vacas con menos leche. “Revisamos el recuento de células somáticas y, si sale alto, analizamos la leche por si es necesario un secado con antibiótico. Si no, aquí secamos absolutamente todo con tapones de secado –dice–, ya no utilizamos antibióticos para secar a las vacas”.

Tras el parto, hacen mucho hincapié en la prevención de enfermedades para evitar problemas como la cetosis y el desplazamiento de cuajar. Ayudan a sus vacas proporcionándoles bolos de calcio y cuidan de una manera muy especial el inicio de la producción de leche.

Por una parte, las vacas de primer parto, desde que paren, son ordeñadas tan solo por la mañana y por la noche, no pasan a los tres ordeños como el resto, durante la primera semana. “Perseguimos que se repongan del parto poco a poco, que empiecen a comer la ración de producción y que arranquen la producción de manera progresiva. Si las ordeñásemos tres veces al día a fondo, consumirían toda la grasa que tienen en el cuerpo y entrarían más fácilmente en cetosis. Así, evitamos mucho mejor esta patología”, explica Yolanda.

Por otra, a las vacas adultas, a partir del segundo parto, también las ordeñan durante los primeros diez días desde que paren solo por la mañana y por la noche, pero, a mayores, controlan mucho su ordeño: “Solo les sacamos cuatro litros en cada ordeño, cuando una vaca de estas características ya te podría dar 25 o 30 litros. Nosotros las frenamos, porque no tiene sentido que les estemos aportando calcio por un lado y por otro les retiremos toda la leche”. Dejan que se recuperen estos primeros 10 días y luego pasan los siguientes 15 aumentando la retirada de leche de dos litros en dos litros y ya a tres ordeños. Cuando han pasado unos 25 días desde el parto, se les mira la cetosis en leche y, si todo está bien, arrancan el ordeño totalmente normal.

Con esta forma de trabajar, Yolanda Torrents asegura que sus vacas “duran más y tienen muchísimos menos problemas, porque no están forzadas y dan lo que pueden. Al final prácticamente no tenemos que tratar nada y reducimos mucho el uso de medicamentos y de antibióticos”.

Además, han logrado mejorar de manera importante los índices de preñez de sus vacas. Para la detección de los celos las sincronizan a todas y a las terneras, que están inseminando sobre los 14 meses y medio, les pinchan prostaglandina y les colocan un parche, “cuando ese parche cambia de color, sabemos que podemos inseminarlas”, apunta.

LA SALUD, FOCO DE LA SELECCIÓN GENÉTICA

En la selección genética de su rebaño, Yolanda reconoce que hace años daban mucho valor al tipo de los animales. En la actualidad, están poniendo más el foco en los parámetros de salud. “Siempre nos ha gustado mejorar la genética, pero es cierto que estamos más centrados en los rasgos de salud, el mérito neto y las calidades, sin dejar de lado el tipo, las ubres o las patas”, remarca.

Un episodio a lo largo de la historia de Rodasinde que quizás marcó este cambio ocurrió en 2005, cuando la aparición de nueve casos positivos a tuberculosis les obligó a hacer un vacío sanitario.

La inversión en genética en aquel momento había sido muy grande, pero tuvieron que tomar una decisión. Se decantaron por matar a todos los animales, 126, y comenzaron de nuevo con vacas que compraron en Francia, Bélgica y Holanda. “Fue una época dura, pero creo que fue lo acertado, porque más tarde aparecieron una abuela y una nieta que no habían dado positivo y hubiera sido un goteo continuo”, cuenta.


Apuestan al 95 % por la raza holstein y solo utilizan toros de carne en vacas puntuales

Apuestan al 95 % por la raza holstein y, entre toros genómicos y probados, últimamente usan más de los primeros, aunque “cuando los probados nos dan terneras que nos gustan, volvemos a confiar y solo utilizamos carne en vacas puntuales que no preñan bien o de las que no queremos recriar”, describe Yolanda. Cree interesante el genotipado del rebaño, pero ahora mismo no le darían un uso correcto y eficiente al estar absorbiendo toda la recría.

Para los temas de reproducción se apoyan en el asesoramiento del veterinario Carlos Suárez; para la alimentación de los animales, en el nutrólogo José Luis Vidal, y para la gestión de la recría y las dudas con la clínica, en Maica Expósito.

Maica Expósito, asesora en Rodasinde para la gestión de la recría y el programa sanitario

“Un manejo impecable, unido a una prevención bien estipulada, hace que tengamos menos problemáticas y que nos mantengamos más saneados”

¿En qué consiste su asesoramiento en Ganadería Rodasinde?

Aunque me dedico fundamentalmente a la recría, mi trabajo en esta granja también se centra en el desarrollo del programa sanitario, que elaboro conjuntamente con la ganadera conforme a la situación particular de la ganadería en cada una de sus etapas. 

¿Están centrados en algún aspecto concreto?

Nuestra base fundamental es la prevención. Llevamos muchísimos años trabajando juntas, conocemos la problemática de la granja y, con base en los datos de los últimos años, hemos estipulado un programa sanitario de prevención desde el inicio. La prevención comienza ya en la vaca gestante, antes del parto, para tener terneras sanas y evitar problemas en los primeros días de vida.

Además, tenemos estipulada una serie de vacunaciones en los diferentes lotes de la granja, tanto para vacas adultas como para terneras. Así, evitamos tratar animales enfermos y reducimos mucho el uso de antibióticos.

¿Qué destacaría de esta granja?

Esta granja está muy bien manejada. Están encima de los animales todos los días y cuidan de todos los detalles desde primera hora de la mañana.

La amamantadora está perfecta. Las terneras descansan en una cama siempre mullida y seca. En los primeros días de vida se hace muchísimo hincapié en que los terneros tomen un calostro correcto. Si no tienes un buen manejo, las cosas nunca fluyen. 

Este manejo impecable, unido a la prevención bien estipulada, hace que tengamos menos problemáticas y que, sanitariamente, nos mantengamos más saneados.

Evitamos enfermedades respiratorias en terneros, diarreas en los primeros días de vida y, si el cuidado y la alimentación de las secas es perfecto, las vacas estarán mucho más preparadas inmunitariamente para el postparto.


“Para el bienestar de las vacas, es esencial no tener masificado el establo; por ello, siempre tenemos más cubículos que animales”

TODO UN MODELO DE CONFORT ANIMAL

Yolanda Torrents admite que el buen manejo de sus vacas es clave para alcanzar estas tremendas producciones y que el mantenimiento y cuidado de las instalaciones son fundamentales.  

En la nave principal mantienen a las vacas en producción, a las secas y a las novillas de más de 15 meses, ya preñadas. “Hace seis meses cambiamos los cubículos, que eran de hierro, por estos flexibles de goma y están infinitamente mejor”, subraya.

Las camas de las productoras son de arena y las de las secas y novillas, de paja. “Antes las preparábamos todas con paja, pero el recuento celular con la arena cambia mucho, para bien”, señala. La única parte negativa que valoran de la arena es que desgasta las arrobaderas y que sedimenta en el tanque del purín, pero no les supone grandes perjuicios porque “vaciamos el tanque cada tres años, la extendemos en las fincas y sin mayor problema”.

En esta instalación también viven los recién nacidos durante los primeros cinco días, que se quedan en la paridera, y los machos que ceban para luego enviar al matadero.

En una segunda ubicación, encontramos el almacén de materias primas y maquinaria y el espacio de la amamantadora con dos lotes para terneras entre 5 y 70 días de vida. Por último, en el tercer establo, que consta de una línea de cornadizas y un tejado, viven las terneras desde que se destetan hasta que son inseminadas y cumplen los 15 meses. En estos dos espacios, conservan la cama caliente de paja y las últimas tienen un espacio libre para descansar o correr.

Los comederos están cubiertos de resina para la conservación de las raciones y los bebederos, de volteo, los limpian por la mañana y por la tarde.

La limpieza de la nave se realiza con arrobaderas de cable que empujan todo el purín a una fosa abierta dividida en dos partes con una capacidad total de 1.600.000 litros.

Para el bienestar de las vacas, creen esencial “no tener masificado el establo. De hecho, siempre tenemos más cubículos que vacas”. Además, han colocado una línea de ventiladores a lo largo del establo y un sistema especial instalado en cada cabecera, que proyecta aire húmedo a su interior. “Con estos coolings logramos refrigerar muchísimo a nuestros animales en verano”, añade la ganadera.

En cuanto al ahorro energético, instalaron en 2019 una serie de placas fotovoltaicas con 15 kilovatios de capacidad gracias a las que cubren el gasto del ordeño del mediodía. También cuentan con un recuperador de calor para que la leche llegue ya más fría al tanque y este consuma menos electricidad, así como con un variador que adapta las revoluciones de la bomba de vacío para que solo funcione a la demanda que la sala realmente necesita.

En la sala de ordeño, de 16 puntos, ordeñan tres veces al día: a las siete de la mañana, a las tres de la tarde y a las diez de la noche. “Decidimos pasar a los tres ordeños hace cuatro años porque las producciones eran muy altas y las vacas sufrían mucho las dos horas antes de ordeñar”, aclara.

El aumento de producción que conseguirían les permitiría contratar a una persona más y, al mantener la ubre vacía siempre, aportarían más bienestar a sus animales.

En la sala de espera, las vacas se encuentran con un ventilador grande con agua pulverizada que las refresca mientras hacen cola para ser ordeñadas y, en verano, Yolanda y José Manuel les dan acceso continuo a esta zona para que puedan acercarse y refrigerarse en cualquier momento.


 “Estamos en una zona muy seca en la que el maíz no rinde ni da kilos”

SIN CULTIVO DE MAÍZ

La tierra y el clima que caracterizan la localidad donde se ubica la Ganadería Rodasinde no permiten un buen cultivo del maíz. “Es imposible obtener buenos resultados, estamos en una zona muy seca en la que el maíz no rinde ni da kilos”, comenta Yolanda.

Por si fuese poco, aquí el jabalí causa grandes destrozos, por lo que las cuentas no cuadraban. Hace 12 años ya que decidieron dejar de cosecharlo y lo que hacen es atender solo el cultivo de hierba y comprar todo el resto de las materias que componen las raciones de sus animales. Según la ganadera, “la estrategia que seguimos para abaratar costes es intentar comprar cuando están bien de precio. A veces compramos al día y otras lo hacemos a futuro”.

Compran la soja, la colza, la alfalfa… todos los ingredientes, y el maíz, en grano, para molerlo ellos mismos en la granja y conseguir la harina de maíz que utilizan en las raciones.

Para preparar el silo de hierba, cultivan unas 70 ha, entre propias y alquiladas, con una mezcla de raigrás inglés e italiano. Realizan un corte para ensilado y otro, para hierba seca. Algún año que otro, han podido elaborar un segundo ensilado en el mes de noviembre. Para los trabajos de campo echan mano del parque de maquinaria de la cooperativa Aira, de la que son socios.

Las vacas en producción comen unos 25,92 kg de materia seca en una ración con 21 kg de silo de hierba, 12,9 kg de harina de maíz, 4,5 kg de colza, 2,9 kg de soja, 1,3 kg de paja, 0,8 kg de alfalfa, 0,3 kg de aceite de soja, 0,3 kg de carbonato de calcio y 0,3 kg de correctores. Calculan que el coste de esta ración es de 7,62 euros por vaca al día.

La ración de secas y novillas se compone de 7,5 kg de silo de hierba, 6 kg de heno, 3,4 kg de harina de maíz, 2,2 kg de colza y 0,15 kg de correctores.

Por último, preparan ellos mismos una tercera ración para el grupo de terneras desde el destete a los 10 meses y para los machos cebados que lleva, en kg/Tn, 680 kg de harina de maíz, 120 kg de colza, 100 kg de paja molida, 50 kg de harina de soja, 25 kg de aceite de soja y 13 kg de correctores.

Elaboran la ración de las vacas todos los días y la de las secas, un día sí y un día no. La mezcla de las terneras y de los machos la hacen cada 4.000 kg y, cuando se termina, vuelven a prepararla.

A los recién nacidos los dejan cinco días en la paridera, para darles calostro por la mañana y por la noche. “Al cuarto día les aplicamos el descornado porque creemos que sufren menos y les ponemos todas las vacunas necesarias”, puntualiza Yolanda. A partir del quinto día pasan ya a la amamantadora hasta los 70 que se destetan.

UN EXTRA: LOS CERDOS

Llevan 37 años vendiendo toda su producción a Reny Picot. “Nunca hemos cambiado de empresa, porque creo que todas son más o menos iguales. El precio de la leche es algo que, desafortunadamente, no ponemos nosotros”, lamenta la ganadera.

Ahora mismo están cobrando una base de 43 céntimos por litro más 2,5 céntimos por litro por certificación de bienestar, más/menos las primas por calidades. Lo que esta industria no paga es la grasa, por ese motivo no hacen esfuerzos en la alimentación por incrementarla y la mantienen en un nivel más bajo, un 3,29 %.

En una de las crisis de los precios de la leche, en el año 2013, surgió la idea de diversificar el negocio y José Manuel y Yolanda pensaron en recuperar una granja de cerdos que habían tenido los padres de él y que habían cerrado por problemas de tamaño y rentabilidad.

“La reformamos y la dedicamos a cebadero. Vimos que funcionaba, que era rentable, –comenta José Manuel–, y construimos una nave nueva en 2020 para 1.200 plazas más”.

Están cebando unos 5.000 cerdos al año. Entran con 15 o 20 kilos y se marchan a los tres meses con 120. De esta forma y teniendo en cuenta el tiempo de los vacíos sanitarios que se exigen, logran tres cebos al año.

Para gestionar el purín que esta otra granja les genera, cuentan con otras 120 hectáreas a mayores. Precisamente, José Manuel nos comenta que se les ha presentado una posible alternativa con una empresa de capital americano que pretende encargarse de la gestión de purines. “Nos explicaron que nos lo recogerían en la explotación pagando una pequeña cantidad por él, aprovecharían el líquido para la generación de energía y nos devolverían el sólido, que es la verdadera materia orgánica. Creo que este tipo de empresas serían muy importantes: una, por la escasez de base territorial y, otra, por el tema medioambiental”, concluye el ganadero.


“Este es un sector que mueve mucho dinero y damos de comer a mucha gente. No se darán cuenta hasta que desaparezcamos, por desgracia”

RETOS DE LA GANADERÍA

Yolanda y José Manuel no piensan en crecer sino en mantener su negocio y en optimizar, más aún si cabe, su estrategia en busca de la máxima eficiencia.  “Tenemos que intentar rascar cada céntimo para hacer nuestro proyecto más rentable”, admiten.

Ven en el coste de los inputs, en el precio de la leche y en la falta de mano de obra los principales retos a superar y, como sector, alertan de que las administraciones debían hacer un esfuerzo mayor por cambiar la mentalidad de la gente.

Advierten que la despoblación es un problema grave y que se debe ver este trabajo como una salida positiva. “Antes, el que se quedaba en casa era el pobrecito y el que estudiaba era el listo y no es así para nada –opinan. La ganadería es una forma de vida, eres tu propio jefe y es fantástico vivir aquí. La calidad de vida no tiene precio”.

Finalmente, añaden: “Este es un sector que mueve mucho dinero y damos de comer a mucha gente. No se darán cuenta hasta que desaparezcamos, por desgracia”.