CAROLINA TEJERO, ASESORA EN RECRÍA EN EL SERVICIO TÉCNICO DE MSD ANIMAL HEALTH

“La recría es un periodo de los más caros, pero, si invertimos en estas primeras edades, vamos a tener mejores resultados a futuro"

Las diferentes fases de la alimentación de la recría y la necesidad de incorporar el análisis de datos también en las primeras edades, como ya se realiza con los animales de producción, fueron los dos puntos clave de la ponencia que la veterinaria asesora en recría, Carolina Tejero, impartió en el último Congreso de Anembe. 

¿Cuáles han sido los pasos de su trayectoria como veterinaria desde sus inicios hasta el día de hoy?
Estudié en Madrid y, después, me fui al norte de España a trabajar en una cooperativa de Asturias, dando servicios de clínica y reproducción. Más tarde, me trasladé a Galicia para  centrarme en reproducción y salud con un grupo de veterinarios.
Surgió la oportunidad de incorporarme al equipo del Rancho Las Nieves, el centro de recría más grande, yo creo, a nivel europeo, y allí me hice un máster en recría. Así fue como me especialicé en el área de las terneras, de las novillas, de las futuras madres de las granjas de leche. Actualmente, soy asesora en recría dentro del Servicio Técnico de MSD Animal Health.

¿En qué temas centró la ponencia de su último Congreso de Anembe?
Hablé del manejo nutricional de las terneras de recría en los primeros meses de vida, sobre todo por el gran impacto que se ve que puede tener esta fase. Es una fase muy corta, pero tiene efectos tanto a corto, como a medio y a largo plazo en la economía de la granja. También hice un repaso sobre la salud, los crecimientos y el desarrollo de los animales.
Es la parte más importante que tenemos en las granjas y es uno de los puntos en los que debemos crecer bastante. 
Me detuve en el manejo del calostro, el primer alimento que consumen los animales nada más nacer, para continuar con la leche de transición y, después, ver cómo hacemos el cambio a la alimentación líquida en las primeras fases y a la sólida.
Puse diferentes ejemplos y casos reales de datos e indicadores sobre los que trabajamos en las granjas, para ver cómo implementar ciertas mejoras.

¿Qué novedades presentó sobre el calostro?
Creo que ha habido una revolución en cuanto al calostro. Antes, lo veíamos como inmunoglobulinas solamente y, ahora, se ha visto que hay muchos más componentes que forman parte del calostro. Se han estudiado realmente sus funciones biológicas y se ha confirmado la parte de que trabaja como una inmunomodulación, sus factores antimicrobianos y también cómo afecta a factores de crecimiento. Se ha visto que es un componente muy rico que tenemos que saber aprovechar en las granjas.

¿Qué aspectos destacó en relación a la leche de transición?
Nos debemos de quedar con que en muchas granjas la utilizábamos de manera normal, porque era una leche que no se incorporaba en el tanque hasta el segundo o el tercer ordeño, y se usaba para alimentar a las terneras durante los siguientes días a la toma de calostro. 
Con el aumento del tamaño de las explotaciones y la complejidad de separar esa leche, esto complicaba un poco la logística y, ahora, se ha visto, en numerosos estudios, que realmente esa leche tiene efectos muy positivos sobre el desarrollo de estas edades tempranas. Proporciona la parte de inmunoglobulinas, con una protección a nivel sistémico, y, además, esta leche de transición aporta toda una protección a nivel intestinal, que nos interesa mucho en esta fase tan importante en la que tenemos más problemas, tanto de absorción como con patógenos.

¿Y en relación al cambio de líquido a sólido?
Tenemos varias opciones para alimentar con líquido. Podemos hacerlo con leche de vaca, con leche en polvo o con leche de descarte. Siempre se ha buscado como estándar alimentar con leche de vaca, pero en muchas granjas, por un tema económico, se decide trabajar con leche en polvo, que es uno de los puntos donde ha habido más revolución. 
Nos preguntamos cómo se ha formulado, cuál es la composición, las materias primas que se han utilizado y los tratamientos térmicos que han hecho posible que dispongamos de leches con mucha más digestibilidad para esas edades iniciales, para que realmente la leche que damos tenga digestibilidades similares a la de vaca. Yo creo que ha sido una de las grandes revoluciones.

“La interacción entre varios animales fomenta el consumo de leche y de pienso starter

Hizo repaso también por aspectos de manejo. ¿Qué puntos de su charla cree claves?
En estas primeras fases hemos empezado a reagrupar antes a los animales. Hasta hace poco tiempo, trabajábamos con casetas individuales y no pasábamos pronto a grupos. Ahora, vemos que la interacción entre varios animales fomenta el consumo tanto de leche como de pienso starter.
La introducción de las amamantadoras, de las nodrizas, en muchas granjas nos ha dado la posibilidad de poder alimentar a las terneras en niveles más altos y de una manera más natural. Antes, solo podíamos alimentarlas por la mañana y por la tarde, dos veces al día, o en algunas granjas, que hacían mayor esfuerzo, llegaban a darles tres veces al día. La nodriza puede dar muchas más raciones, más pequeñitas, más adaptadas al animal, y esto sí que nos ha permitido mejorar, sobre todo, en el primer mes de vida, que era un poco limitante, porque todo el mundo tenía miedo a utilizar planos altos y realmente no hay problema en utilizar planos altos en estas primeras edades de vida, si tenemos un buen desarrollo intestinal y las tomas se adaptan a las necesidades de la ternera.

“Es muy difícil tomar decisiones cuando no tenemos ningún dato para valorar si lo estamos haciendo bien o mal”

¿Es necesario valorar la importancia de los datos en la recría?
Si comparamos los datos que tenemos en recría con los que manejamos para las vacas, veremos que son datos muy básicos, como mucho a lo mejor tenemos mortalidad. En muchos casos ni siquiera tenemos incidencia de enfermedad, no tenemos crecimientos, podemos saber la cantidad de leche, pero no sabemos la cantidad de pienso que consumen…
Realmente es muy difícil tomar decisiones cuando no tenemos ningún dato para valorar si lo estamos haciendo bien o mal. Solamente lo hacemos con nuestra percepción y las percepciones individuales pueden ser muy diferentes. Entonces, sí que en cada uno de los parámetros, por ejemplo, con el calostro, podemos tener indicadores en granja y tomar datos que nos pueden ayudar a determinar si los animales han sido bien encalostrados o no.
Lo mismo sucede en la fase lactante. Debemos saber realmente cómo se comportan los animales, el estado de salud y las ganancias medias diarias. Si no sabemos cuánto crecemos, no sabemos si nuestro sistema nutricional está funcionando o si tenemos problemas graves de salud que también nos pueden estar penalizando el crecimiento de estos animales.
Por todo ello, hay unos datos básicos que tenemos que tener. Supongo que en el futuro tendremos herramientas mucho más automatizadas para recogerlos. Por ahora, nos queda un campo grande, y hay que tomarlos de manera manual. Nuestras tablas nos permiten al menos saber los puntos en los que tenemos que prestar atención, en qué puntos no cumplimos nuestros objetivos, para poder poner medidas, y, cuando tomamos medidas, ver si funcionan.

¿Con qué titulares le gustaría que se quedaran los veterinarios?
La recría es un periodo de los más caros en todo el ciclo de vida, pero, si invertimos en estas primeras edades, vamos a tener mejores resultados a futuro. No podemos perder la oportunidad que tenemos de garantizar que los animales que estamos criando sean buenísimas futuras madres, con cifras productivas muy altas, que puedan expresar todo su potencial genético.
Creo que ya somos más conscientes de que estas primeras edades tienen un impacto muy grande en la economía. Debemos quedarnos con tres aspectos. Primero, con la importancia de la salud en este periodo, porque es cuando más enfermedades podemos tener; segundo, con la idea de que crezcan mucho, pues se producen muchos cambios de alimentación en un plazo corto de tiempo y debemos hacerlo todo lo más preciso y correcto posible para conseguir un desarrollo intestinal adecuado, y, tercero, con la necesidad de trabajar con datos, ya que si queremos marcar objetivos, debemos saber cómo nos encontramos.