ENTREVISTA

José Luis Benedito: “El veterinario es, en todas sus facetas, un profesional vocacional”

El 11 de agosto, José Luis Benedito, veterinario y catedrático de Medicina y Cirugía Animal de la Universidad de Santiago de Compostela, salió elegido por 286 votos nuevo presidente del Colegio de Veterinarios de Lugo. Sobre las bases de su candidatura, así como sobre las perspectivas de trabajo en el sector veterinario con todo el planeta en alerta por la COVID-19, nos habla en esta entrevista.

    Es usted el nuevo presidente del Colegio de Veterinarios de Lugo. ¿Por qué decidió presentarse como candidato?

    Yo solo no podía formar una candidatura. Mediante el diálogo entre compañeros/as, se formó una lista de colegiados/as con unas sensibilidades comunes de lo que tenía que ser un colegio de veterinarios. Particularmente, me llamó la atención el sentido de responsabilidad y servicio a la colectividad de mis compañeros de candidatura.

    La suya podríamos decir que era una lista de consenso. ¿Cuáles han sido los primeros pasos a dar?

    Sí sabíamos que cada miembro de la candidatura tenía distintas vivencias sociales y profesionales, y esa era una forma de aunar diferentes sensibilidades, incluso de género. Se concentraban los distintos pensamientos. El primer paso lo dieron los colegiados en las urnas, al votar hacia la unidad y la transparencia. Nos concedieron ese honor de tener una mayoría para hacer lo que nos pidieron en la campaña electoral: renunciar al presidencialismo y que el Colegio se acercase a nuestros colegiados/as eliminando rencillas y fomentando la formación en ámbitos científicos y también laborales, de emprendimiento, de nuevas tendencias… En resumen, pidieron poner en positivo la forma de dirigir un colegio de veterinarios.


    "El primer paso lo dieron los colegiados en las urnas, al votar hacia la unidad y la transparencia"

    Habla usted de “unidad y transparencia”. ¿Cómo piensan mejorar estos aspectos dentro del Colegio?

    Acercando el Colegio a nuestros colegiados con propuestas consensuadas y mayoritarias, aunque también hay espacio para propuestas menos populares. En estos momentos de pandemia, las reuniones no son el punto de encuentro colegial. Toca trabajar a través del correo electrónico, WhatsApp, videoconferencia…, es decir, aplicando las nuevas tecnologías y el ingenio.

    También se ha referido alguna vez a la apuesta por la formación y por garantizar la seguridad de los trabajadores. ¿De qué manera buscarán cubrir estas necesidades?

    Queremos tener una buena cobertura de pólizas de seguros que cubran diversos aspectos de la actividad profesional, así como de responsabilidad civil. Además, desde el Colegio hemos comprobado un aumento de procesos crónicos en nuestros colegiados, a veces por lesiones como consecuencia del trabajo físico y otras veces es por contacto con alérgenos, sustancias químicas o por estrés, el cual actúa como puerta de entrada de otras enfermedades somáticas o psicológicas. Queremos llevar un estudio más profundo de las lesiones cronificantes de los colegiados de Lugo.


    JUNTA DE GOBIERNO DEL COLEGIO DE VETERINARIOS DE LUGO
    José Luis Benedito Castellote (presidente)
    Cristina Márquez Lombao (vicepresidenta)
    Adriana Méndez Martínez (secretaria)
    Rodrigo Muíño Otero (vicesecretario)
    M.ª del Camino Ferrero Otero (consejera del Departamento Social y Laboral)
    José Antonio Fernández García (consejero del Departamento Técnico y Formación)
    José María Viana Ferreiro (consejero del Departamento Económico)

    Como docente, ¿cómo ve la carrera de Veterinaria?

    Mi visión es la de un profesor que lleva casi cuatro décadas impartiendo clases en esta carrera. A veces, sueño que en España solo existiesen ocho facultades, y no las trece que hay hoy; que cada año entrasen en los centros de Veterinaria 800 alumnos, y no los 1.400 que lo hacen actualidad. Entonces la docencia sería excelsa y los 700 u 800 graduados de cada promoción tendrían trabajo asegurado. Lo siento, esto solo es mi sueño (¡ah, y el de la mayoría de veterinarios europeos!).

    Galicia en general y Lugo en particular son zonas eminentemente ganaderas. Sin embargo, ¿hay especial interés en la rama del veterinario de granja?

    Hay interés en esta rama, pero menos que cuando comenzó nuestra Facultad de Lugo. Es un hecho que el veterinario de granja requiere de unos conocimientos extensos y variados en lo referente a las ciencias veterinarias, porque va a tener que saber diagnosticar y tratar enfermedades, pero también prevenirlas. Tiene que saber de nutrición y de reproducción de la explotación, asesorar al ganadero sobre la gestión económica y sobre las principales vías de comercialización, y también dirigirlo a canales de compra. El veterinario de granja realiza la mayor parte de su trabajo fuera de la oficina, visitando explotaciones sin importarle el clima y las distancias, no es un trabajo que llamásemos “cómodo”, requiere de voluntad y vocación. En general, para mí, el veterinario es, en todas sus facetas, un profesional vocacional, porque no entendería de otra forma los esfuerzos que hace para llevar a cabo su labor.

    En este nuevo contexto social, ¿cuáles son las perspectivas de docencia en una carrera tan práctica?

    La pandemia es un azote para la educación, a cualquier nivel, desde la guardería hasta la universidad, y en las carreras universitarias sanitarias es un verdadero problema porque no se pueden realizar todas las prácticas clínicas obligatorias en cantidad y calidad. Esto nos lleva a una situación indeseable, ya que van a salir profesionales sanitarios con escasa experiencia práctica con el paciente. Este curso, las clases son presenciales en grupos pequeños en aulas grandes para preservar las distancias. Cuando el número de alumnos es elevado se tienen que alternar en dos grupos, uno va a clase y el resto recibe esa clase a través del ordenador, y la semana siguiente al revés. En la mayoría de los casos son no presenciales o telemáticas.


    "En un futuro próximo, por culpa de la COVID-19 muchos estudiantes tendrán que reciclarse en aspectos prácticos y teóricos, se tendrá que atender a una formación posgraduado"

    ¿Cómo se está desarrollando entonces el trato directo con los animales?

    Delante del animal no puede haber más de tres alumnos y el profesor, porque es difícil guardar la distancia de seguridad. Un problema importante es que, si bien es cierto que gran parte del diagnóstico se basa en la observación, también hace falta tocar al paciente. Un ejemplo: si yo quiero explorar la posible reacción dolorosa de una vaca, tendré que acercarme a menos de metro y medio y tocar (con las manos enguantadas) la zona donde manifiesta ese dolor y, a continuación, el estudiante llevará la mano donde ha estado la mía anteriormente, pero deberemos hacerlo sin tocarnos ni cruzarnos a menos de 1,5 metros. En un futuro próximo, por culpa de la COVID-19 muchos estudiantes tendrán que reciclarse en aspectos prácticos y teóricos, se tendrá que atender a una formación posgraduado.

    Estamos oyendo hablar cada vez más de un concepto peculiar: el del “veterinario animalista”. ¿Son estas dos ideas compatibles?

    Por el carácter español, no creo que sean compatibles las dos ideas, como tampoco lo son los políticos actuales, que nunca se ponen de acuerdo, con la excepción de la subida de sueldos.

    Como profesional, ¿ha percibido una evolución en el rol del veterinario en la granja?

    Las funciones del veterinario dentro de la explotación han cambiado en cuanto a la calidad y cantidad. Podemos destacar la labor de prevención, con planes completos de desparasitaciones y vacunaciones, y la de asesor en bienestar, ayudando a la comodidad y la ausencia de situaciones estresantes para el animal, factores que pueden ser desencadenantes de enfermedades de distinto origen. Por otra parte, la bioseguridad es una de las actividades más importantes que ejercen los veterinarios, por eso no se entiende que no se haya contado con ellos para la pandemia de la COVID-19. El veterinario también desempeña labores en temas ambientales (eliminación de residuos, limpieza de áreas contaminadas, como fosas de purines; acondicionamiento de instalaciones...). Así mismo, ocurre en muchas ocasiones que el veterinario ejerce como consejero en la gestión de ventas y compras de la granja, lo que le implica en los resultados de esa explotación, y eso es un valor añadido.

    Está cobrando fuerza últimamente la reivindicación del papel que tienen los veterinarios como agentes sociales. Tenemos mucho que hacer en este sentido, ¿no es cierto?

    El veterinario, al igual que el médico, el farmacéutico y el cura, tenía una amplia implantación social en el rural, ya que todos vivían en ese entorno. Hoy en día, el veterinario, como sucede con las otras profesiones sanitarias, vive en una ciudad o pueblo grande y relativamente próximo a su lugar de trabajo, pero eso no es óbice para que su figura sea referente social. Cada día tiene mayor entronque en la sociedad y en los ciudadanos y su opinión es tenida en cuenta para aspectos no solo de enfermedades, sino también de seguridad alimentaria, producciones animales, medio ambiente y medio marino, etcétera.


    “La bioseguridad es una de las actividades más importantes que ejercen los veterinarios, por eso no se entiende que no se haya contado con ellos para la pandemia de la Covid-19”

    ¿Qué opina del hecho de que con todo el planeta luchando en la actualidad contra una enfermedad de origen animal la experiencia veterinaria no se tenga más en cuenta?

    La palabra que mejor refleja esta situación es “anacrónica”, porque al comienzo de los tiempos había médicos de humanos y otros a los que llamaban “médicos de animales” que trabajaban para evitar enfermedades en los animales. Esto quiere decir que civilizaciones antiguas ya requirieron de estos conocimientos para que no se produjesen epidemias animales y no contagiasen al hombre. El veterinario se ha dedicado a prevenir esas pandemias y, cuando llega una como la actual, resulta que se le excluye. Parece que hay autonomías que han incluido en sus comités sanitarios a profesionales veterinarios, pero en el Ministerio de Sanidad no se ha producido tal situación. No puedo evitar que me resulte incoherente que un médico que es nieto y hermano de veterinarios no cuente en su comité con ningún profesional de nuestro sector.

    ¿Y qué diría que es lo que falta del lado veterinario para poner en mayor consideración su profesión?

    Hace falta mucha más información y publicidad veraz y que llegue a los ciudadanos de este país para que se hagan una idea certera y completa de lo que es un veterinario. Necesitamos que las noticias acerca de nuestra profesión sean positivas para que el público vea esa realidad.

    ¿Cómo trabajan desde las asociaciones veterinarias tanto en la formación como en la visibilización del papel del veterinario?

    Una grata respuesta en nuestra profesión que se ha producido precisamente con esta epidemia ha sido la de poner de acuerdo a veterinarios de todo tipo de asociaciones autonómicas y nacionales, así como el valor que hemos comprobado que tiene nuestra profesión para la sociedad. Además, como profesor, puedo decir que mis discípulos se encuentran, tanto en muchos de los países del primer mundo, como también llevando su labor a pueblos y ciudades no tan avanzadas de nuestro planeta, y esto es importante. Así que, en general, lo estamos haciendo muy bien, perdonen mi falta de modestia.


    EL PERFIL DEL ESTUDIANTE DE VETERINARIA

    Benedito alude a la importancia que jugó para él desde el principio tener la suerte de contar con “unos buenos maestros veterinarios que me enseñaron todos sus conocimientos y me inculcaron el amor por la Veterinaria”. Ahora, como profesor, reconoce que, si bien el interés por la carrera sigue vigente en el alumnado, señala que las motivaciones han cambiado: “Hay quien quiere estudiar Veterinaria porque en las redes sociales están de moda los estudios con animales”, explica.

    Se muestra crítico con los intereses de los grupos empresariales por la apertura de facultades de veterinaria en universidades privadas: “Actualmente, de las trece facultades que tenemos en el país, hay tres que son privadas y antes de la pandemia, en 2019, querían abrirse dos más: una en Madrid y otra en Alicante. Esto es un error que precariza la profesión. Tanto la apertura como el cierre de facultades deben hacerse de acuerdo con criterios totalmente profesionales, no políticos ni económicos”, puntualiza.

    Forma parte de la plantilla de profesores de la Facultad de Veterinaria de Lugo desde sus inicios, en el curso 1984/1985. Desde entonces, el perfil del estudiante de veterinaria ha cambiado: “En esos años, la mayoría del alumnado procedía de zonas rurales gallegas. En la actualidad, gran parte del estudiantado (que, por cierto, está compuesto en un 80 % por mujeres) procede de fuera de Galicia, y de zonas urbanas”. Esto ha ocasionado un cambio en las preferencias en la Clínica de especies: “Ahora se prefieren los pequeños animales, como perros y gatos, y también vemos cada vez más interés por los caballos”.