EN LA GRANJA | LANDEIRA SCG (A CORUÑA)

Cooperativizar procesos para optimizar resultados

La creación de una cooperativa de utilización de maquinaria agrícola (CUMA) con otras siete ganaderías de la comarca fue su primer proyecto cooperativo hace más de veinte años y poco después fundarían un centro de recría y otro de alimentación con los mismos socios. El trabajo en común en estas tres áreas, junto al ordeño robotizado y la mejora genética, marca las guías de esta ganadería coruñesa.

En agosto de 2001 nació la sociedad Landeira, una unión entre la granja familiar de Rogelio Grille y su hermano Carlos con otra de un vecino que abandonaba la actividad. Pasados cuatro años, se uniría al proyecto su primo José Manuel Barbeira, recién incorporado a la explotación de su padre, que se jubilaba.

De esta manera, el 2005 se podría considerar como el año en el que se asentó la base definitiva de lo que es hoy Landeira SCG. Actualmente, cuentan con un rebaño de 287 vacas, 250 en ordeño y unas 37 secas, y 200 terneras y novillas y producen una media que “oscila durante todo el año entre los 42 y los 44 litros por vaca y día”, apunta Rogelio Grille. La grasa alcanza el 3,5 % en los momentos más altos y la proteína, el 3,4 %. 

“Las cifras pueden variar dependiendo de la agresividad del verano, pero nos movemos en estos niveles de producción”, aclara el ganadero. El recuento de células somáticas del mes anterior a nuestra visita era de 190.000 células por mililitro.

“La producción oscila durante todo el año entre los 42 y los 44 litros por vaca y día”

Tanto su hermano como su primo se dedican al negocio a tiempo completo y Rogelio comparte el trabajo con otras dedicaciones: “Reparto mi tiempo entre Landeira, Seragro, Recría Castro y Ganxabar, el centro de recría que tenemos en común con otras ganaderías de las comarcas de Xallas y A Barcala”. 

A mayores dan empleo a otras tres personas en dos turnos de trabajo. “Carlos y José Manuel se cambian cada semana, uno de mañana y otro de tarde. Entre los empleados, uno está siempre de mañana; otro, siempre de tarde, y el tercero tiene horario partido”, indica.

La nave principal de la ganadería se divide en cuatro zonas. En la primera de ellas mantienen a las vacas primíparas y de segundo parto con dos robots de ordeño; en la segunda, a las productoras más adultas con otro robot; en la tercera están las recién paridas con una tercera máquina, y en la cuarta área descansan las secas, las novillas preñadas y un lote de preparto.

Aunque tienen diferentes tipos de cubículos por el crecimiento paulatino de las instalaciones, las camas son todas de carbonato y serrín. Según dice Rogelio Grille: “Siempre que los cubículos tengan las medidas apropiadas, el secreto es la cama. Hacemos nosotros la mezcla y la repartimos dos veces a la semana”.  

Anteriormente, utilizaban arena, pero como consecuencia de las complicaciones que esta ocasionaba en la gestión de los purines, decidieron cambiar el material a pesar de salir más caro. “Desde el punto de vista de la salud de ubre, sería mejor la arena sin duda, pero, si hay un buen manejo de las camas –puntualiza–, tampoco es un gran problema”. En el lote de secas y preparto llevan varios años con cama fría, que llenan según van viendo y fresan todos los días.

La limpieza la realizan con arrobaderas de cable automatizadas y todo el purín se dirige a una fosa común cubierta de casi dos millones de litros de capacidad. “Vamos echando el purín en las tierras en función de lo que nos va permitiendo el tiempo y de las necesidades de nuestros cultivos. Estamos consiguiendo un purín de mucha calidad, con un 12 % de materia seca”, añade. 

VENTILACIÓN Y PLACAS SOLARES
La localización de la granja, en pleno valle de A Barcala, hace que los inviernos sean abrigados y que los veranos sean bastante calurosos, “aunque el tiempo está muy cambiante y estamos teniendo estíos muy diferentes”, reconoce Grille. Los veranos en los que el calor aprieta, las vacas necesitan liberarse de ese estrés y tuvieron que invertir en un sistema de ventilación con ventiladores y aspersores que funciona automáticamente en función del THI (índice de temperatura y humedad).

“Cuando vienen un montón de días seguidos con 36, 38 o 40 grados, los animales se resienten y con este sistema minimizamos la bajada de producción. Podemos perder dos litros de promedio, pero es que hay granjas que llegan a perder hasta siete litros”, diferencia el ganadero.

Para combatir el gasto que la ventilación supone para la cuenta global del negocio, Grille nos habla de la pequeña planta de placas solares que instalaron en el techo de la nave, con un total de 20 kW. 

“Tenemos muchos metros de tejado para colocar placas y no va a quedar más remedio que instalar más para seguir ahorrando en las facturas de electricidad”

“Las facturas de luz del mes de enero o diciembre pueden aproximarse a los 2.300 euros, mientras que la de julio fue de 5.700 euros y la de agosto, de 6.200 euros. El enfriado de la leche lógicamente lleva buena parte de este peso, pero el sistema de ventilación se nota y mucho”, recuenta. 

Además, debido a los robots, que ordeñan todo el día, el tanque está trabajando poco pero continuamente y, gracias al recuperador de calor del tanque, producimos agua caliente las 24 horas del día.  

Los dos sistemas les ayudan a minimizar el consumo de energía y recalca: “Tenemos muchos metros de tejado para colocar placas y no va a quedar más remedio que instalar más para seguir ahorrando en las facturas de electricidad”. 

ANTE LA FALTA DE MANO DE OBRA: ROBOTS
El ordeño en Landeira se realizó hasta el año 2018 en una sala de espina de pescado que se fue ampliando poco a poco hasta llegar a los 22 puntos, 11 de cada lado.
En ese momento y con un nivel de producción alto, creyeron en la posibilidad de lograr los tres ordeños y abordaron dos opciones: incorporar una sala nueva o decantarse por los robots.

“Las complicaciones que nos iba a suponer la obra civil de una nave nueva para la sala y las dificultades que ya estábamos sufriendo en la búsqueda de mano de obra apropiada fueron los dos motivos de peso por los que nos decidimos a robotizar el ordeño”, confirma Grille.

En el proceso de cambio les ayudó mucho la distribución por lotes que tenían de las vacas en producción. Comenzaron en enero de 2019 con la instalación del primer robot para las más adultas, continuaron en abril con los dos siguientes en los lotes de primíparas y segundos partos y finalizaron en agosto de ese mismo año con el último para vacas recién paridas.

 “Estamos rozando los tres ordeños, con una media de 2,7, y nos podemos permitir el lujo de tener imprevistos, vacaciones, bajas...”

“El proceso fue complejo, perdimos producción y tuvimos que sacrificar animales, sobre todo aquellos que no se adaptaban. Eso sí, este último no fue un gran problema, ya que tenemos mucha recría”, reconoce el ganadero. 

Entre los principales inconvenientes resalta el coste, “ordeñar con robot es mucho más caro que hacerlo en sala”, y entre las ventajas enumera las siguientes: “Estamos rozando los tres ordeños, con una media de 2,7, llevamos adelante las tareas de la granja con mucha menos mano de obra, la calificación y preparación de los empleados no es tan importante y nos podemos permitir el lujo de tener imprevistos, vacaciones, bajas...”.

MAQUINARIA, RECRÍA Y FORRAJES EN COMÚN
En 2001, al poco tiempo de crear la sociedad Landeira, fundan junto a siete ganaderías pertenecientes a las comarcas de Xallas y A Barcala una cooperativa de utilización de maquinaria en común (CUMA) con la idea de realizar los trabajos de maquinaria, carro, ensilados y demás de manera conjunta.

Con la misma filosofía, pero cinco años más tarde, las ocho granjas deciden juntar la recría y construir las instalaciones de Ganxabar (Ganaderos de Xallas y A Barcala), un centro de recría en el que mejorar la gestión de la cría de sus terneras y novillas.

El trabajo cooperativo da sus frutos en los dos proyectos anteriores y, en 2010, el grupo de ganaderos decide dar un paso más en este sentido y copiar la idea para la administración de los forrajes y de las comidas de sus animales. Así surge Forxabar, su cooperativa de forrajes. 

FUNCIONAMIENTO DE GANXABAR

Todos los miércoles entran en el centro un grupo de terneras de las diferentes explotaciones, pues hacen recogida una vez a la semana de aquellos animales que tienen la analítica de la ADSG aprobada y son libres de BVD.

El diferente origen de las becerras no supone inconveniente alguno después de tantos años de trabajo, pues cuentan con la “misma genética, las mismas condiciones sanitarias. Somos al fin y al cabo una unidad epidemiológica y ninguna de las granjas compra animales de fuera”, afirma.

“En cuanto llegan, se identifican, se pesan y se miden, y pasan a boxes individuales, donde se mantienen toda su etapa lactante”, detalla Rogelio Grille.

Comienzan su período de leche con tres tomas de dos litros la primera semana, pasan a tres tomas de tres litros las cinco semanas siguientes y después les van bajando gradualmente la ingesta de leche hasta destetarlas con 85 o 87 días y unos 97 kilos de peso, más o menos.

A partir del destete se juntan en lotes de cinco animales donde comen pienso a discreción y raigrás deshidratado o paja picada, dependiendo de la época del año, y sobre los 120 días comienzan a proporcionarles comida del carro de la ración de las vacas de leche. Hasta los 150 días están compartiendo pienso a discreción y ración de producción, y a partir de los 150 días comen solo ración de vacas de leche. “Será desde los 180 cuando empiecen a comer una ración que preparamos para ellas concretamente con silo de maíz, algo de silo de hierba, algo de paja y un núcleo de pienso y colza. Finalmente, desde los 10 meses hasta la inseminación comen otra ración que consta de poco silo de maíz y mucho silo de hierba”, indica Grille. 

Desde que están preñadas la ración vuelve a cambiar por otra elaborada con poco silo de maíz, mucho silo de hierba, un poco de colza y un núcleo de correctores. “Todo el silo de hierba que utilizamos para las novillas suele ser el de menos calidad, el que no nos gusta para las vacas de leche, aunque haya momentos en los que se usa el mismo para todas”, concreta.

Las camas en este centro suelen ser todas de paja, “a veces en los lotes de novillas más grandes metemos cáscara de pino, por motivos económicos –aclara–, pero normalmente son de paja. Cuando ya están preñadas, pasan a cubículos con serrín”.

Después de tantos años de recría en común y de ir optimizando procesos, Grille resalta la exquisitez de la alimentación para conseguir animales muy potentes en el momento del destete y el trabajo conjunto con las granjas socias en el secado, con buenos protocolos de vacunación, para que las terneras lleguen a Ganxabar en las mejores de las condiciones. Otra clave para el ganadero es el encalostrado “rápido, de buena calidad y de mucha cantidad”.

“Es primordial preñar animales bien conformados para obtener vacas de primer parto espectaculares”

Están preñando a las novillas con 13 meses de media y consiguiendo una edad media al parto de 22,3 meses, lo cual quiere decir que están preñando alrededor de un 30 % de animales con 12 meses. Ante estas cifras, detalla que “los animales son inseminados cuando miden más de 1,38 m a la grupa y pesan entre 400 y 420 kilos. Es primordial preñar animales bien conformados para obtener vacas de primer parto espectaculares”. “Tenemos alguna novilla parida con 20 meses, es decir, que preñó con 11 meses y pico, que hizo 13.000 o 14.000 kilos de leche sin ningún problema”, destaca. 

La idea marcada y más deseable para repartir a las novillas preñadas de Ganxabar a sus correspondientes explotaciones sería hacerlo a los 7 u 8 meses de preñez, pero “el espacio en el centro de recría se está quedando justo y ahora estamos repartiendo animales con 5 o 6 meses de preñez”, reconoce Grille.

Vuelven en ese momento a Landeira y se colocan en la zona de novillas preñadas hasta que les quedan 20 días para parir, “momento en el que se trasladan al lote de preparto”, dice. 

FORXABAR Y LA GESTIÓN DE FORRAJES
Landeira es un buen ejemplo de que las iniciativas cooperativas entre grupos de granjas pueden funcionar bien. La CUMA fue el primero de los proyectos, siguieron con el centro de recría y el último fue la creación de Forxabar, un sistema para programar en conjunto los cultivos de las ganaderías, realizar los ensilados, comprar las materias primas necesarias para las raciones y preparar y distribuir la comida de los animales de las ocho granjas.

Programan cada campaña a principio de año y deciden las hectáreas que va a sembrar cada ganadería con maíz, para silo o grano, o con raigrás, inglés o italiano. “Pensamos de antemano qué variedades de maíz y de hierba vamos a comprar en función de esta planificación y luego vamos ajustando estas ideas previas en función de los cortes que vamos haciendo, dependiendo del tiempo”, describe Grille. 

Partiendo de estas premisas, cada ganadería lleva el control de sus cultivos y todas las materias primas que entran en Forxabar serán pesadas y analizadas para registrar su materia seca y sus calidades, “en el caso de la hierba, proteína, y en el caso del maíz, proteína y almidón”, matiza.

“Intentamos producir todos forrajes de calidad desde un punto de vista económico y porque sabemos que lo que entregamos va a venir de vuelta en las raciones de nuestros animales”

A estos inputs de cada granja les ponen precio en función de esas analíticas y las ganaderías son así incentivadas para producir forrajes de la mayor calidad y cantidad. “Intentamos producir todos forrajes de calidad desde un punto de vista económico, porque cuanto más cobremos por eso, mejor, y también desde el punto de vista de la futura ración, pues sabemos que lo que entregamos va a venir de vuelta en las raciones de nuestros animales”, señala.

Precisamente, desde Forxabar preparan las raciones de los diferentes lotes de las explotaciones “a la carta”. Ensilan el maíz y la hierba en trincheras con las materias que entregan las granjas socias y, aparte, compran paja, colza y soja, según las necesidades y los precios del mercado, y también los núcleos. Desde el año pasado hacen el grano húmedo también en trincheras, aunque siempre lo hicieron en salchichas. “Empezamos a probar el sistema con parte y parte y vimos que la trinchera no daba problemas al consumir grandes cantidades”, subraya.

“Tenemos dos carros autopropulsados de 27 metros y un remolque con descarga y realizamos las raciones de las vacas de leche, de secas y de novillas que cada explotación necesita”, explica el ganadero. En Landeira entregan una vez al día la ración de las productoras y de las secas y novillas preñadas.

Grille comenta que, a pesar de ser rebaños todos muy similares, “el consumo de materia seca según los días en leche, la edad media del rebaño, las instalaciones… es muy diferente entre unas granjas y otras”. También las granjas robotizadas, como es el caso de Landeira, precisan de un tipo de ración adaptada, diferente a otras con sala.

Sus productoras están comiendo una ración todo el año con unos 30 kg de silo de maíz, unos 10 kg de silo de hierba, 4 kg de grano húmedo, 3 kg de colza y 3 kg de núcleo, que incluye correctores, algo de harina de maíz y algo de cebada. “A mayores, el robot les proporciona una base de 4 kg de pienso. A partir de los 30 litros de leche, por cada 5 litros más, medio kilo más de pienso. Las de 60 litros llegan a comer siete kilos de pienso en el robot y las vacas que no llegan a los 30 litros son descartadas”, especifica Grille. 

Las secas toman todo el año otro preparado con 10 kg de silo de maíz, 5 kg de paja y un núcleo con correctores y un poco de colza.

La última adquisición de Forxabar fue una picadora de paja con la idea de comprar la paja entera y picarla ellos mismos. “La ración de secas lleva mucha paja y, cuando la de producción tiene mucha humedad, también se le añade medio kilo. Al venir picada, nos tiene dado problemas. De esta manera, cuando viene un camión con paja de mala calidad, se pica y se aparta para las camas de las novillas. La de buena calidad –remata– se pica todos los días para las raciones que precisamos”.

PRIORIDAD ABSOLUTA AL MAÍZ
En Landeira trabajan un total de 160 hectáreas y le dan “prioridad absoluta al cultivo de maíz”. Intentan sembrar la máxima calidad de maíz en las mejores parcelas y conseguir altas producciones con mucha calidad. 

Las cien mejores hectáreas las dedican a este cultivo y están consiguiendo rendimientos de 45.000 kg/ha, con un 35-36 % de materia seca y un 38 % de almidón. Las fincas menos buenas las dejan para raigrás inglés permanente. “Hacemos múltiples cortes, según el tiempo. Cinco, seis, cuatro cortes…”, cuenta.

Para sembrar el maíz, echan mucho purín en las parcelas e intentan comenzar a sembrar las primeras a mediados de abril. En las primeras usan ciclos muy largos y según se va trabajando van bajando el ciclo. “En los más largos utilizamos variedades para grano y también cultivamos variedades intermedias. Vamos variando según la planificación previa. Siempre queremos llenar primero los silos de forraje para asegurar tener maíz hasta el mes de marzo del año siguiente y el resto se hace para grano”, distingue.

En estas hectáreas que cultivan maíz hacen rotación con hierba solo en las menos húmedas, en las que echan tréboles.

La CUMA les permite tener a disposición toda la maquinaria que necesitan para el día a día: rotativas para segar la hierba, hileradoras, cisterna para purines, sembradora de maíz, arados, gradas… “Subcontratamos, eso sí, –admite– todo lo necesario para el ensilado del maíz y de la hierba, porque es maquinaria que solo utilizamos en momentos muy puntuales del año”.

VACAS PRODUCTIVAS, FUNCIONALES Y SANAS
En el aspecto reproductivo, todos los animales de Landeira llevan collar de identificación con control de rumia, actividad y detección de celos. “Nos aportan mucha información en tiempo real de cada animal y podemos tomar decisiones con mucha antelación. La detección de celos es tan fiable que son muy pocos los animales que tengo que sincronizar”, comenta Rogelio.

Les ponen el collar en el momento que llegan a la granja preñadas y ya no se lo quitan hasta que se marchan al matadero. En el centro de recría los utilizan para la detección de celos y desde que están diagnosticadas como preñadas se los reubican a las más jóvenes para poder optimizarlos lo máximo posible.

El 100 % de la recría es inseminada con semen sexado y el 90 % de las vacas adultas, con semen de carne. “Tan solo un porcentaje pequeño de vacas primíparas reciben sexado, en aquellas más top, o son receptoras de embriones”, afirma.

De esta manera, consiguen tener un rebaño con muchas vacas jóvenes, el 35 % más o menos son primíparas, y con una fertilidad relativamente cómoda. El intervalo entre partos se aproxima a los 412 días y casi nunca preñan animales antes de los 90 días posparto.

El origen del sexado es variado, “Estados Unidos, Canadá, Alemania o España, pero siempre del mejor que hay en el mercado”, matiza Rogelio.

"La genética siempre fue una de mis pasiones y siempre me gustó trabajar con animales genéticamente sobresalientes”

“La genética siempre fue una de mis pasiones –reconoce el ganadero coruñés– y siempre me gustó trabajar con animales genéticamente sobresalientes”.

Gestiona mano a mano con Xenética Fontao la realización de trasplantes de embriones y fecundaciones in vitro y para la selección genética prioriza el GICO: “Me gusta escoger los toros más altos en este índice. Buscar vacas productivas, funcionales y sanas”. Además, lleva varios años ya genotipando todos los animales de la granja y realizando la mejora en base a estos resultados.

En los criterios de selección también influye ahora la utilización de robots de ordeño: “Aspectos a los que antes no les daba importancia cobraron ahora fuerza, como puede ser la longitud de los pezones, un carácter que nunca prioricé y que hoy por hoy sí que tengo en cuenta”.

Otro rasgo que también cogió peso en la elección de los sementales es el A2A2. “Cuando estoy entre dos animales parejos, siempre escojo el A2A2. Ahora incluso casi podemos decir que andamos en un 99 % de toros con esta característica. Si aparece un animal top que no lo es, lo utilizo igualmente, pero sí que lo estoy mirando”. 
A día de hoy la industria a la que le venden la leche, Celta, no paga la leche A2A2, pero “nunca se sabe. Esa posibilidad la vamos a barajar”.

EN LOS TOP DE LA GENÓMICA
Su apuesta por la genómica, “ya hace muchos años que no utilizo ningún toro probado”, hace que sean muchos los toros que utilizan en cada campaña. “La genómica es muy dinámica, cada pocos meses tenemos pruebas y toros nuevos, y estamos intentado utilizar siempre lo último. Cuando diversificas y compras los mejores individuos del top, no te equivocas”, asegura. 

De este modo, la genética de Landeira sobresale en los listados de hembras y de toros del panorama nacional. LSCG Tanxu P FIV Red ET, vendido a Xenética Fontao, se posicionó en el número 4 del último TOP de los mejores toros genómicos nacionales, un semental con buenas cifras de producción, excelentes rasgos de salud y tipo muy correcto, que transmitirá además ubres apropiadas para ordeño robotizado y que es portador del gen acorne.

En cuanto a hembras, entre las últimas 25 mejores novillas genómicas por ICO se encuentra LSCG 883 Saturn ET, que lleva repitiendo en estos primeros puestos varios años, y siete hijas de ella con Captain y con Pinkfloyd. “La número 1 por GICO de España es LSCG 102 Pinkfloyd 883 ET, con un índice de 5.483”, comenta el ganadero. La última adquisición para seguir trabajando familias de alto nivel genético fue un animal rubio y acorne comprado en una subasta en Alemania el año pasado.  

COSTES Y MINIFUNDIO, DEFECTOS DEL SECTOR
En su evaluación de la situación del sector, Rogelio Grille alerta sobre dos temas importantes: “Los costes de producción siempre suben mucho antes de que se incremente el precio de la leche al productor y el sistema minifundista de Galicia es una lacra que sigue condicionando el lácteo gallego”.

Subraya que el año 2022 fue prueba de que los precios de las materias primas se dispararon de una manera desorbitada, “se duplicaron”, y que la repercusión al ganadero llegó tarde. “Subieron la soja, el maíz, el gasóleo, el pienso y después de dos meses comenzó a incrementarse el precio de la leche, pero aquellos ganaderos que no tenían bien optimizada su alimentación, que compran el forraje, lo pasaron muy mal”, concreta. 

En Landeira comenzaron el año cobrando la leche a 32 céntimos y lo remataron a 58 céntimos, consecuencia no solo de la subida de las materias sino también “de la bajada de producción a nivel europeo y global –valora–, de la situación postcovid y también de la guerra de Ucrania. La producción descendió en toda Europa y España, como deficitaria, dejó de recibir leche de fuera. A las empresas no les quedó otra que subir los precios”. 

 “El sistema minifundista de Galicia es una lacra que sigue condicionando el lácteo gallego”

Dubitativo sobre cómo se desarrollará esta situación, acaba nuestra entrevista destacando el gran problema del sector lácteo en Galicia: “El minifundio que seguimos padeciendo nos hace ser poco competitivos, porque tenemos mucho trabajo para poder lograr forrajes de calidad. Nuestras fincas no están muy lejos, las tenemos todas a un máximo de siete kilómetros, pero contamos con más de 400 parcelas para 160 ha”. 

“Los ganaderos gallegos somos intensivos porque no tenemos otro remedio, esta situación condiciona la forma de nuestras explotaciones. Si no eres intensivo, no eres económicamente rentable”, finaliza.