Los investigadores Ramiro Fouz y Liliana Fadul charlaron sobre varios temas de actualidad que afectan directamente al rendimiento de los animales en ganaderías con robot de ordeño: sus picos de producción, los riesgos que conlleva una producción más elevada en los primeros 60 días de lactación o las últimas tendencias genéticas para lograr mejores resultados.
Liliana Fadul, analista de datos en Lactanet (Canadá), participó en el último Congreso de Anembe con dos conferencias en las que desarrolló dos temáticas: una, sobre clasificación de las vacas según su rendimiento en los sistemas de ordeño automático y, otra, centrada en la comparación del pico de lactación de vacas en sistemas de ordeño automático y tradicional.
El centro canadiense donde trabaja, además de llevar a cabo el control lechero de las explotaciones, también realiza las evaluaciones genéticas y cuenta con cuatro laboratorios a nivel nacional en los que procesan las muestras de leche de todo el país, de unos 7.300 productores. A mayores, un equipo de innovación de 20 investigadores con experiencia en distintos ámbitos ayuda y da soporte, no solo internamente a Lactanet, sino también a productores y a la industria. Es el equipo al que pertenece Liliana Fadul.
LA IMPORTANCIA DE LOS PICOS DE LACTACIÓN
Comprobar los comportamientos de nuestras vacas a la hora de alcanzar sus picos de lactación y revisar las diferencias que puede haber entre primerizas y vacas adultas y entre los sistemas de ordeño son temas que puso sobre la mesa el investigador Ramiro Fouz.
“Lo que se ha reportado en la literatura es que en los primeros 60 días de lactación en robots las vacas llegan a producir casi un 55 % más que en ordeño convencional; ahora bien, también tienen más riesgo de sufrir de cetosis, 1,4 veces más”, subraya Fadul.
La hipótesis de que este rápido incremento suponga un riesgo hace que se deba tener muy en cuenta a la hora de manejar a nuestras productoras, para ayudar a prevenir o, al menos, a disminuir esta incidencia.
La investigadora enumeró varias prácticas básicas con las que sortear este problema: “Sabemos que en ese periodo crítico de 60 días es importante aumentar la densidad energética específica para esas vacas y el robot nos da la oportunidad de proporcionarles un concentrado específico a esos animales. En segundo lugar, lo que nos puede ayudar es entrenar a las primíparas, que unas semanas antes del parto reconozcan y vayan pasando por la zona de ordeño. Por último, otra recomendación que conocemos es acerca del tipo de concentrado, pues sabemos que el alimento molido va a restringir el consumo. En ese momento lo que queremos es que el animal realmente consuma para que esté cubriendo sus necesidades”.
Por otra parte, Fouz también preguntó sobre la relación que podría haber entre los picos de lactación y la persistencia de la producción.
“Las curvas de producción en robot siempre van a estar un poco más arriba que las del ordeño convencional, pero de momento no encontramos relaciones entre la persistencia y los picos”, argumenta Liliana.
SELECCIÓN DE LAS VACAS PARA ROBOT
Tanto en Galicia como en España el número de ganaderías con ordeño robotizado se está incrementando y fruto de este proceso de robotización es la necesidad de desarrollar herramientas que nos permitan saber qué vacas son más eficientes para este sistema de ordeño.
Precisamente, desde Lactanet han desenvuelto una herramienta a petición de los productores para clasificar a las vacas en función de su rendimiento en el robot. Como la comparativa entre primíparas y multíparas podría dar lugar a errores, trabajaron con el profesor de la Universidad de McGill (Montreal), Roger Cue, para perfeccionar el sistema y que todas las vacas se pudiesen medir sobre una misma base.
“Hecho el ajuste –remarca Liliana–, el algoritmo lo que hace es que cada semana se genera automáticamente un reporte donde los ganaderos pueden ver la eficiencia de sus productoras, tanto por kg de leche como por dólares de leche producida, sobre dos variables: la velocidad de ordeño y el tiempo de preparación en el robot, lo que llamamos box timing en inglés”.
Se puede dar el caso de que vacas con muy buenas producciones no sean eficientes para el ordeño robotizado. “Un animal puede dar 40 kg al día, pero, si se pasa muchas horas en el robot, quizás no sea nuestro mejor aliado”, aclara. “Aquella que produce lo mismo en la mitad de tiempo de estancia en robot –añade– será mucho más aconsejable para nuestra ganadería”.
En definitiva, como apunta Fouz, es fundamental buscar la eficiencia de las vacas y también del propio robot.
En este sentido y gracias a este tipo de datos, los ganaderos también pueden mejorar su selección genética, porque pueden saber a ciencia cierta de qué vacas quieren tener más hijas productoras. “Es un proceso que no se hace de la noche a la mañana, pero, gracias a este tipo de herramientas, podemos ir seleccionando a los animales que mejor se adaptan a este sistema de ordeño”, resume la científica.
Entre los caracteres específicos para robot de ordeño sí se ve que el interés aumenta cada vez más hacia la velocidad de ordeño. Según Ramiro Fouz, “incluso más que hacia la producción o las calidades. Se tiende a buscar vacas que no tengan ni mucha velocidad ni que sean muy lentas”.
A lo que añade Liliana Fadul: “En Europa, sobre todo en Suiza, se ha avanzado mucho en un nuevo concepto, que denominamos milkability o milkhabilidad”. Consiste en la combinación de la velocidad del ordeño y el temperamento de las vacas, porque, aparte de buscar una velocidad apropiada, es muy importante que no sean muy nerviosas para que el tiempo de preparación para el ordeño no se alargue mucho.
Hasta hace poco, la conformación de la ubre era el aspecto más importante en la selección genética de las ganaderías robotizadas y, ahora, vamos a caminar hacia este concepto. “Nuestro equipo genético interno va a comenzar a explorar en este asunto desde ya”, finaliza la científica.