Un coloquio de 'A Vivir que son dos días' desmontó mitos sobre el consumo de lácteos en adultos

El programa de radio A Vivir que son dos días, de Cadena SER, incluyó el pasado sábado un coloquio sobre los bulos más extendidos sobre la alimentación en general y los lácteos en particular, así como sobre su impacto en la sociedad. Bajo la guía del doctor en Ciencia de la Tecnología de los Alimentos e investigador del CSIC, Miguel Herrero, junto a la ganadera Ana Corredoira, el agricultor Marcos Garcés y el pescador Manolo Presas, los participantes analizaron ideas erróneas tan populares como la de que la leche es perjudicial para los adultos o que el pescado de piscifactoría supera en calidad al salvaje.

Miguel Herrero fue contundente al desmentir el mito sobre la leche: “Es evidente que es un bulo que la leche sea perjudicial para los adultos, este argumento es tan flojo que se desmonta solo”. El científico explicó que, aunque no es obligatorio consumir leche para llevar una dieta saludable, tampoco se puede afirmar que sea perjudicial. Por su parte, Ana Corredoira destacó la necesidad de respaldar con rigor científico el consumo de leche y sus beneficios: “El consumo de leche es beneficioso a lo largo de toda la vida, no solo por su aporte de nutrientes, sino también por otros beneficios relacionados, por ejemplo, con la longevidad”.

El coloquio también abordó otros temas clave, como el acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur para la creación de una gran zona de libre comercio. Aunque los tertulianos reconocieron que este pacto puede abrir nuevas oportunidades de mercado, advirtieron que la competencia con productos de menor coste y estándares más bajos en seguridad alimentaria y sostenibilidad supone una amenaza para los productores europeos y, a largo plazo, para los consumidores: "Es necesario recordar que en Europa se producen los alimentos con mayores estándares de seguridad alimentaria, bienestar animal y sostenibilidad del planeta", aseveraron.

En la misma línea, se discutió el impacto de la desinformación y la polarización, que están aumentando la ya de por sí amplia brecha entre el mundo urbano y rural. Según los participantes, la falta de formación de los consumidores alimenta la dependencia de los mensajes de las grandes distribuidoras, que a menudo priorizan sus intereses comerciales sobre la verdad. Como conclusión, apuntaron que la solución pasa por una mayor educación alimentaria y por un consumo crítico basado en evidencias científicas.