Los bioestimulantes, piezas clave para aumentar la productividad del cultivo del maíz

YaraVita™ Last N, YaraVita™ MAÍZ y YaraVita™ OPTITRAC componen una gama de nutricionales foliares de Delagro, cuya función es poner a disposición de las plantas los nutrientes principales para que desarrollen todo su potencial y puedan hacer frente al estrés abiótico al que se ven sometidas. Así lo contamos en Vaca Pinta 38.

Son muchos los factores que pueden impedir un correcto desarrollo de la planta de maíz, y es mucho lo que está en juego si se comete algún error que puede afectar a los resultados de la cosecha. Poder proporcionar al cultivo las herramientas para hacer frente a condiciones adversas permite evitar que las plantas padezcan situaciones limitantes que ocasionen pérdida de rendimiento.

Ana Martínez, directora técnica de Producción Vegetal adjunta de Delagro, indica que “el estrés de la planta puede deberse a factores ambientales, pero también puede venir provocado por desequilibrios en la nutrición del suelo. Lo primero que tenemos que tener claro, incluso antes de la siembra, es la importancia de que el suelo esté balanceado y que posea todos los nutrientes necesarios, por lo que es recomendable realizar analíticas de manera periódica para detectar posibles carencias”.


CONSIGUEN UN MEJOR DESARROLLO, RENDIMIENTO Y RENTABILIDAD DE LA PLANTA

Así, existe un efecto positivo de los bioestimulantes en las propiedades biológicas del suelo, en las actividades enzimáticas y en el incremento de la biomasa bacteriana y fúngica de este. Producen también un aumento de la bioactividad que permite transformar los nutrientes orgánicos en formas minerales disponibles para las plantas rápidamente; por tanto, se incrementa de esta forma el aprovechamiento de los nutrientes disponibles en el suelo.

Martínez explica que, en ciertas circunstancias, como pueden ser las heladas, las altas temperaturas o la falta de agua, la planta no aprovecha todos los nutrientes que tiene el suelo, lo cual puede comprometer los resultados de la cosecha. Por ello, es fundamental evitar que esto ocurra y maximizar la eficacia y eficiencia nutricional para la planta a través de la prevención. “En Delagro, queremos ofrecer a ganaderos y agricultores de nuestras cooperativas socias soluciones que les ayuden a incrementar la productividad de sus cultivos”, señala.

NUTRICIONALES FOLIARES DE YARA

Un ejemplo de estos productos son YaraVita™ Last N, YaraVita™ MAÍZ y YaraVita™ OPTITRAC, una gama de nutricionales foliares de la compañía: “En general, son productos de aplicación foliar que se caracterizan por ser respetuosos con el medio ambiente y suponen un gran avance, al ofrecer productos novedosos y sostenibles que complementan el uso de fertilizantes convencionales”, asevera la directora técnica de Producción Vegetal adjunta de Delagro. Además, cabe destacar que el objetivo de estos bioestimulantes es conseguir que las plantas obtengan los nutrientes principales necesarios para alcanzar todo su potencial y afrontar de esta manera el estrés abiótico.

YaraVita™ OPTITRAC emplea la tecnología Biotryg, que consigue que las plantas estén más fuertes y sean menos susceptibles frente a posibles ataques de enfermedades y plagas. “Aportar extractos de algas ha demostrado ser un recurso muy valioso para activar los mecanismos naturales de defensa de la planta, beneficios observados en el crecimiento, la sanidad y el rendimiento de los cultivos. Las algas en general, y especialmente Ascophyllumnodosum, son especies con elevado contenido en fibra, macro y microelementos, aminoácidos, vitaminas y fitohormonas. Este es el caso de este bioestimulante concreto de Yara”.

A mayores, en esta gama también está disponible YaraVita™ Last N, formulación nitrogenada enriquecida con el objetivo de ayudar a la planta a maximizar la asimilación del nitrógeno. Por último, otra opción es YaraVita™ MAÍZ, que incluye los nutrientes clave en las primeras fases vegetativas y es un producto altamente mezclable con otros agroquímicos, lo que evita aplicaciones específicas y también conlleva un ahorro en tiempo y dinero.

“Lo que logramos al apostar por la aplicación de estos productos, con un suelo bien equilibrado es que la planta esté más preparada para afrontar situaciones de estrés, lo que deriva en un mejor desarrollo y un gran aprovechamiento del potencial de la variedad, mejorando el rendimiento y, en definitiva, la rentabilidad”, concluye Martínez.