EL PASO A LA ROBOTIZACIÓN, CON LELY

El Lely Astronaut A5 triunfa en las explotaciones gallegas

Jesús Blanco, de Granxa Xustás, y Alberto Busto, de Cotelo Ameixenda, apostaron por los robots de Lely para facilitar el trabajo y el día a día de sus ganaderías y para aumentar el volumen de producción. En este reportaje, publicado en Vaca Pinta 36, ambos nos explican los beneficios que les aportó el cambio y cómo vivieron el proceso de adaptación al modelo robotizado, cada día más presente en Galicia.

GRANXA XUSTÁS

En Cospeito (Lugo), en el corazón de A Terra Chá, se sitúa Granxa Xustás, de la que es socio Jesús Blanco. Hace 6 años que Blanco se incorporó a esta explotación, que lleva en funcionamiento 2 décadas.

En la actualidad están trabajando con dos unidades del Lely Astronaut A4, adquiridas hace cinco años, y un Lely Astronaut A5, con el que funcionan desde 2022. Tienen entre 150 y 155 vacas en ordeño, con una media de producción de 45-47 litros por vaca y día y un promedio que ronda los tres ordeños diarios por animal.

“La ración es bastante fuerte para compensar los dos pesebres”, explica Blanco. Trabajan con 38 kg de silo de maíz, con 8 kg de silo de hierba y con 7,5 kg de concentrado en carro unifeed. A mayores, también están dando en robot una media de 7,5 kg de pienso por vaca y día.

Algo destacable de esta explotación es que cuenta con animales bastante longevos; Jesús afirma que el truco de esto es otorgar a las vacas una alimentación balanceada y que contenga forrajes de calidad: “Si son de mala calidad, es difícil que puedas hacer nada interesante con tu rebaño”, advierte Blanco. Es importante también que en global los animales estén lo mejor posible, es decir, que dispongan de buenas camas, que el ambiente sea idóneo, que la nave esté correctamente ventilada y que puedan moverse libremente en cada momento, factores que tienen en cuenta en esta ganadería.

Antes de adquirir los robots, ordeñaban en una sala 2x10 de espina de pescado. “Cuando me incorporé, tenía ya claro que quería instalar los Lely Astronaut A4”, afirma Jesús. Esta decisión se tomó porque buscaban robotizar la nave y lograr un tercer ordeño y, por consiguiente, una mayor producción de leche. Otra de las ideas que les ayudó a reafirmarse en el cambio era buscar una mejor salud y bienestar para los animales, consiguiendo que estuvieran más cómodos y, por ende, fueran más rentables. Tras conocer la experiencia con este sistema en otros negocios, decidieron dar el paso definitivo.

También dan importancia en Granxa Xustás al tráfico libre: “A nosotros no nos gusta el tema de las puertas selectoras, de las mangas de manejo…  Aparte, en una explotación como esta, que era una nave existente, creíamos que el tráfico libre y, en concreto, los robots de Lely, se adaptaban muy bien para que la instalación fuese lo más sencilla posible”, apunta el ganadero. Además, las vacas pueden así ordeñarse, comer y acostarse cuando ellas quieran, lo cual genera una armonía en el rebaño. A mayores, cabe subrayar que las máquinas tienen muchísimo tiempo libre: un 27 % del día no están ordeñando, lo cual es un dato interesante pensando en el crecimiento de la explotación en el futuro.

MEJORAS SUSTANCIALES TRAS LA INSTALACIÓN DE LOS ROBOTS DE LELY

Con la sala convencional, la media de producción rondaba los 35-36 litros por vaca y día, por tanto, el incremento es considerable: desde el montaje de los Lely Astronaut A4 su producción ha aumentado en 10 litros diarios por animal, debido a la subida del número de ordeños.

Las vacas se adaptaron perfectamente al cambio y, gracias a la buena experiencia con los A4, en abril del año pasado apostaron por comprar el A5. “La diferencia es que el A5 es un poco más rápido, menos ruidoso y con un consumo eléctrico menor”, asevera Jesús Blanco. También resalta por su fiabilidad; el ganadero, de hecho, explica que, en ubres un poco más complejas, resuelve mejor la situación que el A4. Otro de los puntos más notables del A5 con respecto al anterior es el sellado, que es más eficaz y preciso.

Esta explotación se distribuye en dos parques diferenciados, tal y como nos explica Juan Alonso, técnico de Agrotec Entrecanales. En uno de ellos se sitúa uno de los dos Lely A4, en una zona que cuenta con 84 cubículos que se distribuyen entre vacas en lactación y vacas secas, y que también se usa como zona de preparto. Estas últimas, una vez paridas, pasan al robot y, después de 100 días aproximadamente, se mueven al segundo parque.

En este otro lote, que dispone de unos 116 cubículos, está el segundo robot A4, junto con el A5. Mientras que el A4 está equipado con holding gates, el A5 ofrece un acceso libre para todas las vacas en cualquier momento del día.

“Yo recomendaría un Lely por varios motivos: por su fiabilidad, porque para el ganadero es fácil y sencillo de manejar, y porque se adapta muy bien tanto a naves existentes como a las de nueva construcción”, afirma Jesús.

OTROS DISPOSITIVOS LELY EN LA EXPLOTACIÓN

En Granxa Xustás no apuestan únicamente por los modelos más recientes del Lely Astronaut, sino que también han optado por adquirir el arrimador de comida Lely Juno, el Lely Meteor para el lavado de las patas y los collares para la detección de rumia, celo, ingesta y estrés por calor en el rebaño, para así obtener los mejores resultados posibles para la rentabilidad de la explotación y para el bienestar de las vacas.

Lely Meteor es un sistema de lavado de patas trasero y delantero; cuando el animal entra al robot, hace el lavado con agua y, al salir, aplica el tratamiento con producto desinfectante. En el caso de Granxa Xustás, lo han instalado tanto en los A4 como en el A5, con resultados muy satisfactorios en ambos. Lo usan dos días a la semana, martes y viernes y,  desde su puesta en marcha, han eliminado por completo el baño de pezuñas.

Respecto a los collares, Jesús cuenta que la información que obtienen a través de ellos es fundamental. La rumia es un dato muy importante, ya que cuando un animal enferma, o va a enfermar, lo primero que hace es dejar de comer; por tanto, la caída de rumia es un indicador básico de que se avecina un problema. Gracias a dichos dispositivos, se puede saber esto con antelación y actuar de manera preventiva lo más rápido posible. La detección de celos también es algo fundamental para cualquier granja y con los collares se consigue obtener la información necesaria para su identificación temprana.

A mayores, cabe mencionar nuevamente que los Lely destacan por su fiabilidad. En esta explotación se mueven en torno a los tres fallos por día, en momentos puntuales en los que las vacas están nerviosas, intranquilas o se mueven. En este sentido, la experiencia en GranxaXustás verifica la fiabilidad del Lely Astronaut: con una media de entre 150 y 155 vacas en ordeño, y llevando a cabo más de 300 ordeños diarios, tres fallos por día es un porcentaje mínimo. “Una vaca fallada no quiere decir que no sea una vaca ordeñada, sino que en un momento concreto no se ha podido ordeñar, pero en 15 o 20 minutos volverá y lo hará correctamente”, concluye Juan Alonso.

 

COTELO AMEIXENDA

Alberto Busto, junto con su madre, es el propietario de la explotación Cotelo Ameixenda, situada en la parroquia de Pazos (Ponteceso, A Coruña). Cuentan con ejemplares de las razas frisona y Procross, de las cuales tienen 64 cabezas en ordeño, sobre unas 10 secas y 45 novillas. Producen entre 2.400 y 2.500 litros de leche al día. “A pesar de tener vacas duras, estamos haciendo unos tres ordeños al día por vaca, con una media de 39 kilos/vaca/día”, aclara Alberto.

MÁS CALIDAD DE VIDA CON LOS ROBOTS

En el año 2018 construyeron su actual nave, en la cual instalaron un Lely Astronaut A3 que, hace un año y medio, cambiaron por un A5. “En las nuevas instalaciones buscábamos pasillos amplios para conseguir el mejor tráfico libre”, explica Busto. En esta explotación tienen dos áreas de separación: la zona con acceso al robot y una de paridera sin retorno a la máquina para las vacas con algún problema y para recién paridas.

Alberto cuenta que la granja ya fue diseñada para usar un robot de este tipo. Buscaban llegar a los tres ordeños, ya que tenían vacas que, aunque no tuviesen una alta producción, sí que estaban desaprovechando leche, así que no dudaron en adquirir en un principio el A3 y, posteriormente, el A5.

Tras el paso a la robotización, inciden en la mejora que experimentaron en cuanto a calidad de vida, ya que, al ser solo dos personas, no tienen posibilidad de establecer unos turnos de trabajo que permitan días de descanso. A mayores, remarcan que con este sistema las vacas tienen más libertad para establecer sus propias costumbres y rutinas, y ellas mismas van solas a ordeñarse.

Busto afirma que lo que más les gusta del nuevo modelo es el brazo: “Las pezoneras no las tira al suelo y este, a diferencia del anterior, hace menos ruido y tiene un menor coste energético; por tanto, es más sostenible”. Aseguran que el A3 les funcionaba muy bien, pero, al querer moverlo de ubicación para aprovechar mejor la distribución de la granja, decidieron cambiarse al A5, “porque así manteníamos los beneficios que ya teníamos y, a mayores, conseguíamos las mejoras del nuevo modelo”.

Otra de las características que destacan del modelo más actual es que el brazo, entre cada ordeño, se calibra solo, sin necesidad de tener que acudir ellos a resolverlo. Las patadas de las vacas a veces provocaban este problema y, en el caso del A5, su brazo es robusto y hace que aguante cualquier golpe que pueda recibir de los animales.

En definitiva, el propietario de la ganadería afirma que recomendaría la marca por varias cuestiones: en primer lugar, por su innegable fiabilidad; luego, porque no es un robot que requiera solucionar fallos de forma constante y, finalmente, por el equipo técnico: “Del servicio posventa destacaría la atención que nos proporcionan cuando hay alguna avería y la rapidez si surge cualquier problema que nosotros no podamos solucionar”. De hecho, cuenta que, después de varios años apostando por esta marca, los técnicos han tenido que acudir a Cotelo solo en una ocasión, algo que los propietarios valoran muy positivamente.

LA AMAMANTADORA, TAMBIÉN DE LELY

Una de las tareas diarias a las que más importancia dan en esta ganadería es la revisión de la amamantadora, para verificar que todo está funcionando correctamente y que los terneros hayan ido a mamar. Emplean una Lely Calm, la cual implementaron hace año y medio, cuando adquirieron el A5. Cuentan que les resulta muy útil para no depender de los horarios de las terneras y, además, está situada sobre una estructura de metal que evita que, al lavarla, se moje la paja.