VÍCTOR MANRIQUE (SERVICIO DE ALIMENTACIÓN DE SERAGRO S. COOP. GALEGA)

“No se entiende la ausencia de profesionales veterinarios en los comités que dirigen la lucha contra la pandemia”

Las primeras cuatro semanas desde la declaración del estado de alarma estuve recluido en mi domicilio. Avisé a mis clientes de que estaba disponible telefónicamente y de que acudiría ante cualquier situación urgente o anómala que se presentase. Realicé bastante trabajo de forma telemática (elaboración de raciones e informes), la recogida de muestras se canalizó a través de los propios ganaderos o de las fábricas de pienso y también utilizamos fotografías y vídeos para resolver algunos temas. Creo que hemos podido solventar bastante bien los asuntos que nos han ido surgiendo, aunque he echado mucho de menos la observación directa de las vacas, de los ensilados y el contacto directo con el ganadero.

A partir de la quinta semana he retomado las visitas a las granjas aplicando las recomendaciones realizadas por las autoridades sanitarias en relación con la pandemia, sobre todo el respeto escrupuloso por la distancia de seguridad (2 metros) y la familiarización con una nueva “compañera”, la mascarilla, ya que los guantes desechables siempre los tengo puestos en la granja. También he reducido a lo imprescindible el trabajo de oficina en la explotación y cuando la tengo que utilizar no compartimos el local; uso desinfectante en botas y pantalones y me pongo guantes limpios, y si tengo que usar el ordenador de la granja, al salir le paso una toalla de papel con desinfectante por el teclado y el ratón.

Respecto a la percepción de la situación, creo que toda la gente está informada sobre qué es la enfermedad, cuáles son sus vías de contagio y las recomendaciones para reducir la propagación. Durante estos días he asistido a tareas realizadas en común durante el ensilado de la hierba y pude observar unas buenas rutinas de trabajo para minimizar los posibles contagios. Aun así, por mi forma de ser y por mi formación sanitaria, no dejo de recalcar cosas: siempre les digo que traten a la gente que visitamos las granjas (veterinarios, comerciales…) como posibles infectados, que respeten la distancia social, la importancia del uso de guantes, la limpieza de manos y el uso de mascarilla en la relación con la gente “extraña” y cuando la distancia social no sea posible.

No obstante, la baja incidencia tanto de contagiados como de fallecidos, así como el estilo de vida en el campo, cambian la perspectiva de la pandemia. Toda la gente con la que he tratado estos días manifiesta la enorme suerte que tiene de estar en el campo durante el largo periodo de confinamiento; también, al igual que pasa en la ciudad, hay una extrema preocupación en lo que se refiere al regreso a una incierta normalidad.

En cuanto a la prescindencia del cuerpo veterinario en las decisiones sanitarias que se puedan tomar para luchar contra la covid-19, me parece un lujo innecesario. La profesión veterinaria tiene una vocación sanitaria innegable y está acostumbrada a lidiar con zoonosis (enfermedades animales transmisibles al ser humano) de manera continuada y exitosa. No se entiende la ausencia de profesionales veterinarios en los comités que dirigen la lucha contra la pandemia. En otros países no sucede así.


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